Gran Canaria da una multitudinaria bienvenida a WOMAD

El regreso de WOMAD a Gran Canaria y a la ciudad en la que inició su mágica relación con las islas recibió una multitudinaria respuesta ciudadana. Miles de espectadores asistieron a la jornada inaugural de la 18ª edición de WOMAD Gran Canaria-Las Palmas de Gran Canaria y celebraron de forma festiva esta esperada vuelta del festival de las músicas, las artes y las danzas del mundo. Durante todo el día un público mayormente familiar se fue concentrando en el Parque de Santa Catalina para participar en las diversas actividades –talleres, mercado…- y dar la bienvenida a la programación sonora, plato fuerte de este encuentro multicultural.

El pegadizo pop del grupo canario Papaya fue el encargado de subir el telón musical en el escenario principal. A partir de ese momento se fueron sucediendo los conciertos. 101 Brass Band puso a bailar a una concurrencia que ya llenó la explanada del Escenario Boulevar y agradeció la generosidad de los músicos tinerfeños. El mestizaje de Tu Otra Bonita, que incluyó en su animado repertorio con temas propios y versiones de Camarón de la Isla o El Bicho, dio paso a los sonidos insulares, atlánticos y nostálgicos que proporcionó el caboverdiano Miroca Paris. Su intimismo dio paso al frenesí propuesto por la Orkesta Mendoza, la incandescencia de Beating Heart y la veteranía del jamaicano Horace Andy, que demostró que el reggae no tiene fecha de caducidad.

Además de los conciertos, el público tuvo la oportunidad de participar activamente en los talleres infantiles y de adultos programados a lo largo de la tarde en el Edificio Miller y de pasear entre los stands instalados en torno al Parque de Santa Catalina, adquirir productos artesanales y conocer de cerca las propuestas de las ONG presentes.

Compromiso con los más desfavorecidos

WOMAD nunca ha sido ajeno a la realidad en la que se desenvuelve, ni condescendiente ante los problemas que padece la Humanidad. Por eso, dio paso a representantes de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) para que dieran lectura al Manifiesto, en el que se proclamó el compromiso con los más desfavorecidos, con “familias enteras que huyen de guerras y devastación, que dejan atrás sus casas;, en el que se pidió también “no ser ajenos al drama que viven aquí miles de familias víctimas de la desigualdad y de la pobreza, del desempleo de larga duración o de la injusticia que supone tener un salario de miseria que no cubre las mínimas necesidades vitales” y en el que se transmitió “un mensaje de concordia entre los pueblos a través de sus diversas culturas”.