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CANCHA Y CAÑA

Los partidos que más critican los nacionalismos son los que más cancha les dan. Es una absoluta paradoja que precisamente sean PP y PSOE las formaciones que más caña dan a los soberanistas, pero luego son los primeros que les ofrecen su mano para comer.

Se esta viendo estos días en la negociación de los presupuestos generales del Estado, donde el PP ha tendido su mano a los otrora malísimos nacionalistas vascos y orillados neonacionalistas canarios para que apoyen las cuentas. Por la cuenta que les trae.

Los voceros del PP y del PSOE se han cansado de despotricar de los nacionalismos del Estado, empezando por Euskadi y terminando por Cataluña, pasando por Canarias y Galicia. Sin embargo, a las primeras de cambio les echan un cabo y los inundan de millones de euros, mientras que las comunidades donde apenas existe nacionalismo se lo tienen que comer con papas.

Una cosa es predicar y otra dar trigo. Eso lo sabe Felipe González cuando se apoyó en los nacionalistas catalanes para gobernar, lo que motivó que hiciera la vista gorda por las acusaciones del entonces honorable presidente Pujol y hoy en día todo menos honorable. Gracias a las órdenes dadas a los fiscales, Pujol se salvó en los 80 de la cárcel y ahora también puede librarse por octogenario. Más sabe el diablo por viejo que por diablo. El que no se ha salvado es su primogénito Jordi Pujol junior, que ya duerme en prisión.

Aznar también pasó de gritar “Pujol, enano, habla castellano” a hablar catalán en la intimidad y dejarse querer por CiU y el PNV del duro independentista vasco Xabier Arzalluz. Zapatero también tuvo que ceder ante el PNV y Rajoy lo está haciendo ahora.

CC le dio el voto por poco a cambio, pero a Rajoy le falta uno para poder aprobar los presupuestos por mayoría absoluta. El hombre más disputado es Pedro Quevedo, pero Nueva Canarias quiere vender caro su respaldo parlamentario y pide el oro y el moro para finalmente dejar el moro para quedarse con el oro.

La postura de NC, aunque parezca muy deseada para muchos, es un problema añadido para Román Rodríguez. Si le da el sí a Rajoy, la izquierda lo culpará de facilitar un gobierno de derecha, y si lo rechaza lo acusarán de haber perdido mucho dinero para Canarias. Esos son los riesgos de bailar en el alambre y situarse entre Pinto y Valdemoro.

NC se debate estos días en si es más nacionalista que de izquierda o más de izquierda que nacionalista. Sea lo que sea y haga lo que haga, su decisión tendrá un coste político. La muerte tenía un precio. El voto de Quevedo también.

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