ÚLTIMA HORA

CASI NO SE VA

Por fin dimitió Mariano Rajoy. Ayer dijo que se iba porque era lo mejor para el partido, para él y para España. Por una vez estoy de acuerdo con él. Lo que no entiendo es que si eso era lo que pensaba, por qué no dimitió antes. Es curioso pero los dirigentes políticos solo dimiten cuando han perdido el poder. Sí, habrá alguna excepción pero todos sabemos que la excepción confirma la regla.
Hace unos días Rajoy estaba contento porque aprobó unos presupuestos generales del Estado gracias a la colaboración del PNV y los dos partidos nacionalistas canarios. Un día se levantó privado y el siguiente se acostó cabreado. Nunca ha tenido el apoyo de los soberanistas catalanes, pero ahora tampoco lo han respaldado los nacionalistas vascos y canarios.
Nueva Canarias hizo lo lógico: apoyar al PSOE de Pedro Sánchez en la moción de censura ya que por algo los dos partidos fueron juntos en una coalición electoral en 2016. NC solo apoyó los presupuestos de Rajoy por los millones a cambio que consiguió en las cuentas de Montoro. Lo mismo hizo CC, pero en este caso Ana Oramas no votó a favor de la moción de censura.
Es más, Oramas había anunciado su rechazo con el subterfugio de que el socialista Sánchez iba a formar un gobierno con independentistas y antisistema radicales. Se equivocó: en el gobierno no entrarán Podemos ni los soberanistas. Finalmente dobló la cerviz y se abstuvo, seguramente por orden de Fernando Clavijo.
La historia de CC es la de una jaula de grillos que siempre se ha vendido al mejor postor: unas veces al PSOE y otras al PP. Recordemos que antes de formarse la coalición actual ya Luis Mardones, de las AIC, dio el voto que le faltaba a Felipe González en su investidura. Siempre ofreció su voto por un plato de lentejas, por dinero para las carreteras o por otras cosas materiales.
Finalmente Pedro Sánchez ha sorprendido a casi todos. Ya no es el político pipiolo que lloró cuando los crueles barones del partido lo expulsaron del paraíso de Ferraz. Pedro no solo dejó la secretaría general del PSOE sino que, coherente, dimitió como diputado. Luego anunció que cogería su coche para recorrer toda España y convencer a los militantes para volver a recuperar el cargo.
Lo hizo en contra del aparato del partido. Todos los barones, menos Borrell, apostaron por Susana Díaz, y perdieron. Muchos infravaloraron a Sánchez, empezando por sus correligionarios. A principios de semana nadie daba un duro por él, creían que se volvería a estrellar en el Parlamento, como cuando intentó su investidura fallida.
Los intolerantes y agoreros le vaticinan poco recorrido y un fracaso inminente. Hay que recordarles a estos pitonisos que al rey Juan Carlos I también los bautizaron hace 40 años como Juan Carlos el Breve. Sánchez tiene prisa y se ha comprometido a respetar los presupuestos aprobados por el Gobierno anterior de Rajoy. En cambio, el PP, que dijo que estos eran los mejores presupuestos de la historia, ha anunciado que los va a rechazar en el Senado, fastidiando no solo a vascos y canarios sino a media España.
De hecho aquí hasta se ha puesto farruco Asier Antona, que ha amagado con una moción de censura en las islas a Clavijo. Y eso que CC se abstuvo en Madrid. Si hubiera votado a favor de Sánchez, no sabemos qué habría pasado. El PP no sabe perder. Esperemos al menos que el PSOE sepa ganar. Aunque solo sea por el bien de España y de Canarias.

Noticias más leídas del día