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CIRCO PARA TARUGOS

El riesgo de pobreza y exclusión social en Canarias se sitúa en el 35%, más de siete puntos de la media nacional, según la última Encuesta de Condiciones de Vida publicada por el INE, de la que nos enteramos ayer. Pero parece que eso nos importa un rábano, a juzgar por el recibimiento festivo que muchos paisanos han dado a los reyes, que han estado estos días por aquí para reunirse con unos cuantos prebostes con el fin de seguir aumentando sus seguidores en todo el país, los mismos que les pagan sus altos honorarios con sus impuestos.

Mientras en las islas cada vez son más las familias necesitadas y más las personas que no tienen ni donde caerse muertas, hay paisanos a los que la mayor ilusión de su vida consiste en saludar a los reyes, en darles la mano, en prestarles al bebé para que lo cojan en brazos y le estampen un beso. Mientras el rey estaba por aquí, su padre era agasajado por el monarca de la dictadura saudí en uno de sus palacios y Rajoy huía a Brasil para no enfrentarse a la corrupción de su partido en España, cada vez más grande.

Siente uno mucha vergüenza ajena cuando ve al pueblo zote e ignorante intentando acercarse a sus monarcas, cuales pedigüeños, queriendo llamar su atención para tener sus segundos de gloria y llegar a casa presumiendo de la nada. Vi a una mujer que decía que había saludado a la reina y que ya no se lavaría jamás la mano. Era una exageración, claro, pero dice mucho de nuestra baja autoestima.

Cuando uno ve al pueblo llano ovacionando a unos aristócratas solo por el hecho de serlo, sin otras contraprestaciones conocidas a la sociedad, se le cae el alma al suelo. Al compi yogui de la reina lo ha imputado esta semana el juez Velasco por el caso Lezo, pero no ha entrado en la cárcel porque ha pagado una fianza de 100.000 euros, que al cambio para nosotros es como si fueran diez euros.

Nos hacen vivir un mundo de fantasía para que nos olvidemos de los verdaderos problemas. Estamos rodeados de paisanos pasmados que anteponen el saludo del rey a la reivindicación por un salario justo, a tener cada día un plato de potaje y una casa donde poder dormir bajo techo.

Nos siguen dando pan y circo pagados con nuestro propio dinero y encima somos tan zoquetes que les damos las gracias por las migajas. Tenemos lo que nos merecemos por tarugos.

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