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ENSEÑAS Y PENDONES

CC y PNC quieren que la Liga de Fútbol Profesional deje de considerar a la bandera canaria de las siete estrellas verdes como un símbolo que incita a la violencia o a la xenofobia. ¿Qué sabrá un madrileño o un murciano si la bandera canaria con siete estrellas verdes incita a la violencia o a la xenofobia? ¿Y por qué tiene que incitar más que la bandera de Asturias o de Castilla-La Mancha? O la del Madrid o la del Atlético.

Las banderas no tienen que incitar a nada porque solo son un símbolo. Un ultra sur sin bandera puede ser más violento que uno sin ella o más xenófobo que un ultra naciente. O viceversa. Las banderas solo son un trapo de colores pegado a un palo y cada uno le da la simbología que quiere. No tienen por qué instigar agresividad o racismo. Las banderas no son violentas ni xenófobas por sí mismas porque son objetos inanimados. En todo caso lo pueden ser quienes las portan o las blanden.

Teniendo en cuenta que quienes proponen el fin del veto a la tricolor con las estrellas son partidos nacionalistas light como CC y PNC, los prebostes de la Liga no deberían temer ningún tipo de extremismo ni radicalismo. Clavijo ondeando la bandera de las siete estrellas verdes es menos peligroso que Florentino Pérez aireando una enseña blanca, incluso aunque sea para rendirse ante el equipo de Messi y Piqué.

Los dirigentes políticos son como los directivos del fútbol. Unos y otros coinciden cada dos semanas en el palco de los estadios para contarse sus cuitas y hacer sus negocios prohibidos a la vista impúdica de la gente. Unos y otros se creen muy importantes porque tienen poder, pero lo cierto es que la gente los odia a partes iguales. Quizá por eso mismo, por el poder que tienen. Ya se sabe que la envidia es el deporte nacional, incluso más que el fútbol.

El domingo pasado muchos aficionados que acudieron al Estadio de Gran Canaria se dirigieron al palco, donde se entremezclaban directivos y políticos, y les propinaron cortes de mangas y butifarras. No se sabe muy bien si esos gestos obscenos iban para unos o para otros. Lo más probable es que fueran contra ambos.

Al final hubo pañolada y en este caso los pañuelos bancos fueron más violentos y agresivos que las banderas canarias de las siete estrellas verdes que defienden los nacionalistas y muchos que no lo son. La Unión Deportiva se rindió y enseñó la bandera blanca a la afición. Si los futbolistas hubieran sacado la tricolor otro gallo (con siete estrellas verdes) nos habría cantado.

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