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NO ES CUESTIÓN ECONÓMICA EL PROBLEMA CATALÁN

El complejo escenario en el que nos encontramos en Cataluña es resultado fundamentalmente de una obra de ingeniería social consentida en los centros de enseñanza de esta región. El Estado, por tanto, habría de supervisar ineludiblemente las competencias en materia educativa para intentar reconducir la situación cara al futuro.

Los colegios e institutos no están para envenenar conciencias ni para tergiversar la historia. En estos últimos días hemos sido testigos de cómo se utiliza a niños para defender la causa independentista. Esto clama al cielo. Están tardando en inhabilitar a directores y a profesorado. Estas cosas no pueden quedar impunes. La Ley hay que aplicarla con firmeza en un Estado de Derecho.

De tal obra de ingeniería social ha salido una parte importante de la juventud caracterizada por el odio a España en grado extremo. No es cuestión económica el problema de Cataluña, sino de una utilización perversa de las competencias en Educación por parte de esta región española.

Es intolerable que los gobiernos centrales hayan mirado para otro lado en el tema educativo y, por supuesto, en los caros y perniciosos programas de inmersión lingüística que se saltaban a la torera el artículo 3º de la Constitución. Intolerable es también que los gobiernos centrales no hayan hecho cumplir las sentencias que ha ido incumpliendo la Generalidad. Intolerable es que se permita pisotear derechos a aquellos catalanes que están al margen del delirio secesionista. Es al poder Ejecutivo al que le corresponde hacer cumplir las leyes con todas la herramientas constitucionales, por supuesto, que tenga a su alcance.

Jesús Manuel Díaz Lorente
Delegado de CSI-F

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