Los niños y los móviles forman una ecuación que debe manejarse con cuidado. No está clara la edad a la que deben recibir su primer teléfono, porque en eso influyen las circunstancias propias y el contexto de cada situación, pero la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría han publicado un decálogo de razones por las que los menores de 12 años no deben tener un ´smartphone´:
Los niños que abusan del teléfono son más propensos a separarse de su entorno familiar y social. Varios estudios han demostrado que el 10% de los niños de 8 a 18 años es adicto a los dispositivos electrónicos.
El uso de estos aparatos, en especial después de la cena, contribuye a generar problemas de sueño en los niños, lo que a su vez tendrá influencia en el rendimiento escolar posterior.
Los niños también son vulnerables a los trastornos de ansiedad. El consumo excesivo de nuevas tecnologías está aumentando los problemas de déficit de atención, trastorno bipolar y ansiedad infantil.
La exposición excesiva a aparatos electrónicos puede desembocar en problemas de aprendizaje, falta de autocontrol e incluso retrasos cognitivos.
Abusar de los dispositivos electrónicos provocan un problema de sedentarismo, vinculado a dolencias cardiovasculares futuras y diabetes.
El abuso del móvil genera problemas en la capacidad de atención del niño, que puede sufrir problemas de rendimiento académico.
Para la Organización Mundial de la Salud, los móviles son objetos con riesgo de emitir radiaciones. Los niños son más sensibles a ellas.
La concentración y la memoria se resienten en todos los individuos por el abuso de los aparatos electrónicos, pero el cerebro del niño, aún en formación, se resiente más.
Si no se aplican filtros, los niños pueden terminar visitando páginas inadecuadas de material sexual o violento. Dada su tendencia a reproducir las conductas que visionan, el abuso del móvil puede desembocar en el fomento de conductas agresivas.
En Internet, los niños están también expuestos al riesgo del acoso sexual por parte de los adultos, el denominado 'grooming'.