Maspalomas luce su Orgullo como sede de libertad y muestra de tolerancia LGTB
Maspalomas ha convertido hoy sus principales calles en una gran fiesta de tolerancia y color con la celebración del Día del Orgullo LGTBI, que ha reunido a más de 200.000 personas entre extranjeros y residentes, bajo las banderas del arcoiris.
Gays, lesbianas, transexuales, intersexuales, heterosexuales (LGTBI) han formado parte del extenso ejército compuesto por hombres de gimnasio con torsos al aire, plataformas, y atuendos multicolor de todo tipo, en una jornada con 30 grados de temperatura que ha hecho oler ya a verano en Maspalomas, uno de los principales destinos LGTBI de España.
Desde el mediodía, la zona turística de Maspalomas congregó a miles de personas, que a partir de las 17:30 horas desfilaron junto a 29 carrozas por las calles en una jornada de celebración y alegría.
La comitiva, que comenzó su recorrido en la Avenida de Tirajana, estuvo encabezada por autoridades políticas del municipio, los portavoces de la Freedom Asociación LGBT y el colectivo Gamá, que han desfilado tras una pancarta con el lema: "Estamos aquí por los que no pueden hablar".
Esta reivindicación cobra especial importancia en un momento en el que más de 80 países aún no tienen libertad para vivir su identidad sexual en igualdad.
El presidente de Gamá, Pablo Almodóvar, ha definido el acto como "una apuesta clara por crear un espacio reivindicativo y dar a conocer a la ciudadanía la necesidad de luchar por los derechos del colectivo".
Tal y como ha apuntado, "siguen existiendo países que penalizan con cárcel e incluso con la muerte la homosexualidad", por lo que se hace especialmente relevante "llamar la atención sobre este tema desde este lugar privilegiado en el mundo en tolerancia y libertad".
Fernando Ilarduya, presidente de la Asociación Freedom, ha celebrado el éxito del día grande de las fiestas, que han durado nueve días y han sido el resultado de meses de trabajo.
La música, el color y la fiesta se han adueñado de Maspalomas y han concentrado en calles y balcones de alojamientos a un público tan diverso como atrevido, que no ha dudado en llevar a las principales avenidas coreografías extravagantes y trajes llenos de humor tras una treintena de carrozas convertidas en discotecas.