El clásico "dilema del tranvía" implica, a la vez, la solución de dos aspectos de la moral: el deontológico (cumplimiento de las reglas de la moral) y el utilitario (la máxima utilidad). Los investigadores también pidieron a los participantes tomar una decisión en una variante más "suave" del problema.
En esta variable, el participante debe dejar caer a una persona del puente para evitar que otras cinco que están en los rieles, sufran lesiones menores. Gracias a esta formulación de la pregunta, la decisión de lanzar a una persona desde un puente no parece necesaria y correcta desde el punto de vista de la deontología, ni desde el punto de vista del utilitarismo.
Los resultados de la investigación mostraron que al resolver el "dilema del tranvía", las personas que usan una segunda lengua están menos guiadas por los principios morales, y más por la utilidad. El índice deontológico entre las personas que resolvieron el problema en su idioma nativo fue, en promedio, un 7% más alto, mientras que la tasa de utilidad fue un 10% menor.
Los autores destacan que las decisiones menos morales y más lógicas tomadas por los participantes en un idioma extranjero indican una disminución de la emocionalidad cuando se usa esta lengua.
"Hasta ahora, nosotros y otros hemos descrito cómo el uso de una lengua extranjera afecta la forma en que pensamos", explica Boaz Keysar, profesor de psicología de la Universidad de Chicago en cuyo laboratorio se llevó a cabo la investigación, en un comunicado. "Siempre tuvimos explicaciones, pero no fueron probadas directamente. Este es realmente el primer artículo que explica por qué, con evidencia", añade.