Los científicos resuelven el misterio de la muerte de los mamuts machos
Atrapados en ciénagas o en dolinas. Arrastrados por avalanchas de lodo. Ahogados al caer al agua tras romper una capa fina de hielo. Estos son los destinos que muchos desafortunados mamuts sufrieron en Siberia hace miles de años. Sus fósiles bien conservados han permitido a los paleobiólogos obtener una visión bastante precisa de sus vidas prehistóricas.
Ahora, después de realizar un análisis genético de los restos de las víctimas de estas trampas naturales, un equipo de científicos realizó un sorprendente descubrimiento: la mayoría de estos ejemplares eran machos, informa 'The New York Times'.
"En muchas especies, los machos tienden a hacer cosas un poco estúpidas que terminan por matarlos de manera tonta, y parece que también ocurría lo mismo con los mamuts", afirma al diario Love Dalen, biólogo evolutivo del Museo Sueco de Historia Natural.
En un estudio publicado el jueves en la revista Current Biology, Dalen y sus colegas analizaron el ADN de huesos, dientes y colmillos de 98 mamuts lanudos y descubrieron que el 69% de las muestras pertenecían a ejemplares macho.
Los expertos especulan que la razón de esta proporción de sexos inusualmente sesgada pueda tener que ver con su comportamiento imprudente. Al igual que los elefantes salvajes de hoy en día, los machos jóvenes de mamuts de la Edad de Hielo probablemente vagabundeaban solos y se metían con mayor frecuencia en situaciones arriesgadas. En ocasiones se ahogaban en lagunas, en otras eran arrastrados por ríos o quedaban atrapados en dolinas que preservaron sus huesos durante miles de años, apuntan los científicos.
Las hembras, por el contrario, solían moverse en un grupo liderado por una matriarca mayor que conocía el terreno y mantenía a sus compañeras alejadas de peligros.
"Sin la ventaja de vivir en una manada dirigida por una hembra experimentada, los mamuts machos habrían corrido un mayor riesgo de morir en trampas naturales como pantanos, grietas y lagos", explica Dalen.
Estos herbívoros gigantes desaparecieron hace unos 4.000 años, como consecuencia del calentamiento del clima y de que los humanos los cazaron con cada vez mayor frecuencia.