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CAMBIO CLIMÁTICO

Millones de islas flotantes que transforman CO2 en combustible: la nueva idea para revertir el cambio climático

A manera de pequeñas factorías químicas, estos pequeños islotes artificiales permitirían transformar el dióxido de carbono atmosférico y oceánico en combustible alternativo a la quema de hidrocarburos

Canarias Noticias - 06/06/2019
Islas flotantes construidas para reducir el dióxido de carbono

La misión de reducir la creciente presencia de dióxido de carbono en la atmósfera podría ser encargada a cierto número de islas flotantes construidas especialmente para ese fin, según propuso un grupo noruego-suizo de científicos en un artículo publicado a principios de esta semana en la revista PNAS. Estas estructuras, unidas en clústeres sobre la superficie marina, podrían transformar ese gas de efecto invernadero en metanol líquido.

Se trata de una tecnología ya existente, impulsada hace años por el Gobierno de Noruega al proponerse desarrollar piscifactorías en alta mar, explicaron los autores de la propuesta en declaraciones a Newsweek. Aquella clase de plantas flotantes necesitaba una fuente autónoma de energía renovable y la desarrollaron bajo el concepto de 'islas solares', o sea, abastecidas con la energía del Sol.

El objetivo es proteger el clima de las consecuencias de la quema de combustibles fósiles y disminuir globalmente los niveles del CO2. Con este fin sería necesario poner en el océano cerca de 3,2 millones de estas islas-fábricas, sostienen los investigadores. Con ese número, su capacidad de procesamiento superaría la totalidad de las emisiones mundiales provenientes de la quema de combustibles fósiles.

El plan implica el uso de múltiples células fotovoltaicas que convertirían la energía solar en electricidad, que a su vez alimentaría la extracción del dióxido del agua marina. Por medio de una reacción química, el gas se convertiría en metanol, que se podría recoger y transportar como combustible hasta el consumidor final.

Con unas 70 de estas islas artificiales, que cubrirían un área de aproximadamente un kilómetro cuadrado, se conformaría una planta de energía. Las instalaciones podrían ubicarse en zonas con baja probabilidad de huracanes, donde las olas no superen los siete metros de alto y el lecho marino no esté por debajo de 600 metros (para poder anclarlas adecuadamente). Entre las ubicaciones deseables, los autores mencionan las costas de América del Sur, Australia y el sudeste asiático.

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