El imprescindible apoyo a los que sufren
Hace ya algún tiempo que entre los titulares de los grandes medios de comunicación no se habla de la guerra en Yemen.
No obstante, y a pesar de la falta de noticias, en Yemen el sufrimiento es diario y la crisis humanitaria, lejos de resolverse, parece que empeora. Y empeora como se puede ver en los campos de refugiados y en la desolación del país y parece encaminada a una catástrofe de proporciones gigantescas.
En el norte de Yemen, en Hajjah y Sadah, el riesgo de hambruna es extraordinario y precisa de una acción urgente de ayuda humanitaria.
Hay otras localidades como Hudaydah, Saná y Adén, que amenazan también en convertirse en tragedia si no se actúa con rapidez.
Lo que aquí estamos exponiendo es la necesidad urgente de ayudar, a través de organizaciones de ayuda, a toda esa población que sufre los rigores de un enfrentamiento armado que se inició como consecuencia de un golpe de Estado en 2014.
Las cifran hablan por sí solas
Yemen tiene una población de alrededor de veinticuatro millones de personas, y la guerra ha producido ya desplazamientos de más de dos millones de ciudadanos, ciudadanos que se han visto afectados por los enfrentamientos que los bandos en conflicto, que además están apoyados por potencias extranjeras, llevan a cabo sin ningún miramiento.
Aunque hemos hablado de los desplazamientos, lo cierto es que el 80% de un país mítico como Yemen, precisa algún tipo de asistencia, y aunque miremos este conflicto desde la lejanía, no nos puede dejar indiferente la situación de miseria, pobreza y hambre en la que viven los yemeníes.
Sólo el 45% de los edificios de salud están operativos y muchos de los yemeníes malviven en campos de refugiados en donde no se respeta ningún tipo de derecho respecto de la mujer y la infancia.
Cuando ahora se cumple el quinto aniversario del conflicto en el país más pobre de todo Oriente Medio, es necesario acudir en ayuda, a través de las organizaciones que han demostrado tener gran experiencia en ayuda humanitaria, para rescatar de ese horror, fundamentalmente, a mujeres y niños que se han convertido en las principales víctimas de este horror.
Sin embargo, estas organizaciones que ayudan a esta población en riesgo, necesitan de todo el apoyo que se le puedan dan. Y para ello, es necesario concienciar a todo aquel que tenga un mínimo de sensibilidad para que apoyen, mediante donaciones, a estas organizaciones y puedan convertir, esa ayuda, en vida. En vida, porque la vida de millones de personas está en juego.
Desde la atalaya cómoda de sociedades, que como la nuestra, tienen un alto nivel de vida, no podemos ser ajenos a esa crisis humanitaria que viven millones de seres humanos.
Cada uno de nosotros no se puede desplazar directamente a la zona en conflicto, pero sí lo podemos hacer a través de organizaciones con experiencia que lo único que necesitan es que colaboremos, mediante donaciones, a ayudar en esa zona olvidada del mundo.
Las bombas de racimo, las minas o las balas no respetan a nadie, y como consecuencia de lo anterior, el hambre y las enfermedades, tampoco.