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Los especialistas explican cuáles son riesgos de llevar sandalias todo el tiempo

Canarias Noticias - 30/10/2020

El sofocante calor del verano ocasiona que las personas intenten estar lo más frescas posible. Por ello, el uso de calzado poco descubierto y con poca sujeción es bastante común. Sin embargo, esto puede resultar perjudicial y causar diversos problemas, especialmente a nivel articular.

 De acuerdo con Antonio Viana, podólogo y vocal de la Junta Directiva del Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana, el uso de sandalias con apenas dos tiras en el antepié genera una “inestabilidad biomecánica”.

 El especialista sostiene que el uso constante puede ocasionar la aparición de los dedos en garra, pues al caminar se produce una contracción involuntaria de los grupos musculares, a fin de “sujetar el calzado y no perderlo cada vez que damos un paso”. Asimismo, refirió que hay riesgo de sobrecargas, dolor en la zona metatarsal, esguinces, entre otros.

 Respecto a las chanclas, los especialistas coinciden en que solo deben usarse en piscinas y en zonas húmedas, puesto que su uso protege a la persona de contagios de infecciones cutáneas y evita sufrir heridas en la planta del pie. No obstante, usarlas todo el día ocasiona que hagamos un sobreesfuerzo que compromete la articulación del tobillo, generando malestar o incomodidad y, como en el caso anterior, inestabilidad del tobillo.

 Los expertos han señalado que forzar un estiramiento de la planta del pie puede ocasionar fascitis plantar y nos expone a un incremento del riesgo, tanto de heridas, infecciones, golpes, etc. En líneas generales, usar un calzado demasiado plano puede tener repercusiones en todo el cuerpo, pues suelen presentarse molestias en rodillas, caderas o espalda.

 Acerca de los zapatos con cuña, los expertos indican que generan los mismos problemas que aquellos de tacón: si supera los cuatro centímetros, ocurre una sobrecarga en el antepié que produce dedos en garra, malas posturas, metatarsalgia, entre otros problemas. La inestabilidad de tobillo aumenta el riesgo de esguinces.

 Para evitar estos problemas, debemos usar un calzado con sujeción a nivel del talón y/o tobillo. En tanto, para quienes usan las chanclas hasta para entrenar, es esencial utilizar la indumentaria adecuada. Las zapatillas deportivas previenen lesiones al tobillo gracias al material y a su sistema de amortiguación.

 En cuanto a la suela, lo aconsejable es que tenga un determinado grosor (unos dos a cuatro centímetros), el cual debe proteger la planta de los pies con un material cómodo y blando. En suma, debe permitir un movimiento relajado del pie en cada pisada. Siempre que el pie esté sujeto y protegido, hay garantía de una marcha adecuada y prevención de lesiones.

 Además de las sandalias, hay otros tipos de calzados cerrados que suelen usarse en verano. Al respecto, debemos optar por aquellos hechos con material ligero y transpirable, lo cual debe proporcionar la adecuada ventilación del pie, puesto que el exceso de sudoración en verano es un gran dolor de cabeza para muchas personas.

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