ACNUR y la nueva situación en Afganistán

Si hay un país atormentado a lo largo de la historia por múltiples y variadas causas ése es, sin duda, Afganistán.

A lo largo de toda su historia, Afganistán se ha visto envuelto en numerosísimos conflictos bélicos, guerras religiosas y amenazas de todo tipo. Pero no sólo son los conflictos bélicos. También tenemos los múltiples desastres naturales que han venido reflejando un panorama aterrador. Y si, además, a todo ello, le unimos la pobreza extrema a pesar de sus muchas riquezas, sólo podemos concluir que las personas que allí viven lo hacen en unas condiciones lamentables y poco propicias para la vida.

Desastres naturales en Afganistán

Hablaremos, también, de los conflictos bélicos recientes en el tiempo, pero antes de hacerlo, indicar que, para empezar, tenemos los dos últimos terremotos, uno en 1998, que provocó la muerte de 4000 personas y dejó a miles sin hogar, y otro en 1999, que causó cerca de 70 víctimas y 30 000 afectados que quedaron sin hogar. A lo anterior, tenemos que añadirle la de sequía en el país, la más grave de la historia, según el ACNUR, y  que hace muy difícil las condiciones de vida en gran parte de ese territorio.

Conflictos bélicos en Afganistán

Durante una década, el país estuvo ocupado por las fuerzas armadas de la extinta URSS, muy preocupadas en aquellos momentos por la pérdida de la influencia del comunismo en la zona. No voy a extenderme mucho en este periodo de tiempo para no alargar en exceso este artículo.

Después de la retirada de la Unión Soviética, y ya mucho más recientemente en el tiempo,  los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, y de la posterior respuesta militar de Estados Unidos y sus aliados, provocó el desplazamiento masivo de miles de residentes de Kabul, Kandahar, Mazari- Sharif otras ciudades principales de este país hacia las fronteras, especialmente con Pakistán e Irán, a fin de encontrar un lugar más seguro dónde estar a salvo.

Tras veinte años de ocupación por parte de las fuerzas armadas de EE.UU. y sus aliados, y de un largo periodo como ese para tratar de mejorar las condiciones de vida de todos los afganos, la retirada, la precipitada retirada, de estas mismas fuerzas, han vuelto a provocar un caos total en el país, y ha vuelto a poner sobre la mesa el problema de los refugiados y desplazados internos en Afganistán que cobra, de nuevo, notoria vigencia.

El régimen talibán que regía los destinos de esta nación desde 1996 hasta la ocupación de EE.UU., ha vuelto a instalarse en Afganistán, produciendo, de nuevo, el desplazamientos de  millones de ciudadanos que, huyendo de la nueva amenaza y de las posibles represalias de los talibán, se encuentran dispersados por el mundo en calidad de refugiados.

De la asistencia a estos refugiados, se ha encargado, siempre, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que es la agencia de Naciones Unidas creada en 1951 con el propósito de ser la entidad responsable de las acciones a desarrollar en beneficio de los refugiados. Estas acciones consisten, básicamente, en brindar ayuda material y jurídica, pero también en lograr una solución permanente para los mismos. Estas soluciones pueden ser la repatriación del refugiado, al cesar las condiciones que motivaron su huida, la asimilación, si es que el solicitante es admitido indefinidamente por el Estado que le otorgó el refugio, o el traslado a un tercer país, por no poder el primer Estado refugiar al solicitante.

ACNUR y la crisis humanitaria en Afganistán

Sin embargo, en la actualidad, la labor del ACNUR para el caso afgano se ha visto obstaculizada de varias formas. La determinación de Pakistán, Irán, China, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán de cerrar parcialmente, sus líneas de frontera con Afganistán, para evitar el ingreso de masas de afganos en busca de refugio, el retiro del personal de algunas organizaciones internacionales, por orden del gobierno talibán, y las recientes políticas migratorias restrictivas hacia los migrantes afganos en países industrializados, hacen su actual tarea aún más difícil y compleja, debido a que la cooperación internacional es vital para que el ACNUR pueda realizar su trabajo.

Es primordial, para el mejor desarrollo de la labor del ACNUR en la ayuda a los ciudadanos afganos, que la cooperación internacional y, sobre todo, la ayuda que provenga de los estados que formaron parte de la Convención de 1951 y del Protocolo de 1967, se haga efectiva. El cierre de fronteras o las deportaciones sin llegar a una evaluación objetiva de los casos hacen más complicada esta labor y más complicada, también, la situación del refugiado.

Lamentablemente, el caso de las migraciones afganas está lejos de terminar. Muchos años de continuas migraciones, solo demuestran un tremendo fracaso en el tratamiento del tema y que aún queda mucho por hacer.

Parte de la solución se encuentra en el mismo Afganistán, responsable de superar las condiciones internas que provocan estos flujos masivos de refugiados. Sin embargo, otra parte importante también depende de la comunidad internacional, que cualquiera que sea la alternativa que adopte, siempre deberá encontrarse dentro del marco del Derecho Internacional.