5 trucos para reconocer un diamante auténtico de uno falso
En ocasiones se poseen joyas en casa que se desconoce su valor real. En la mayoría de los casos se trata de regalos o de herencias que se han recibido y es difícil reconocer su valía, a no ser que se realice una tasación. Generalmente ocurre con los diamantes, a veces se piensa que son verdaderos y resulta que se trata de una imitación. En ocasiones cuando se realiza de un regalo tan especial, en la caja de los diamantes originales viene un certificado que garantiza su pureza. En cambio, cuando se reciben herencias familiares es bastante más complicado saber si son verdaderos. A continuación, vamos a ofreceros unos trucos para que aprendáis a reconocer y diferenciar un diamante auténtico a uno falso, mediante diferentes métodos que se pueden realizar en el propio domicilio de forma muy sencilla.
Observar con una lupa
Lo primero que se debe hacer es limpiar la piedra con agua tibia y jabón. Se coloca bajo una luz focalizada y se observa con una lupa. El diamante puede presentar algunas imperfecciones puesto que crece en la naturaleza. Una característica que puede diferenciar uno verdadero y uno falso son sus esquinas puntiagudas. Si se tratara de una imitación puede tener las esquinas más redondeadas.
La prueba con agua
Se trata de una prueba muy fácil de realizar y permite comprobar rápidamente si el diamante es auténtico. Se debe llenar aproximadamente las ¾ partes de un vaso con agua y seguidamente se sumerge la gema lentamente. Si es auténtica posee más densidad, con lo que se depositará en el fondo del vaso. Sin embargo, si flota en la superficie se trata de una imitación. Obviamente si se trata de piedras de un tamaño muy reducido no es la prueba idónea para comprobarlo, puesto que su peso no es tan considerable.
Papel de periódico
Otro método casero muy sencillo es colocar el diamante sobre un papel de periódico. Si la piedra permite leer lo que pone en su parte inferior se trata de una imitación, puesto que uno original fragmenta tanto la luz que no permite ver nada y su brillo permanece intacto.
Prueba del vapor
Se trata de uno de los métodos más conocidos desde hace años para comprobar la autenticidad de los diamantes. Se realiza de la siguiente forma: primero la gema se debe limpiar muy bien para retirar todos los residuos que se pueden encontrar en su superficie. Seguidamente se coge cuidadosamente entre los dedos y se coloca frente a la boca, exhalando sobre él. Un diamante original se empaña en el momento, pero al instante se disipa, en cambio si se mantiene empañado unos segundos se puede decir que no es auténtico.
Metal precioso
En el caso de los anillos, pendientes o pulseras que llevan diamantes verdaderos engastados, irán acompañados de metales preciosos como el oro o la plata. Por lo general, los fabricantes sellan su firma en el metal, como garantía de su valor.
A pesar de los métodos caseros, lo que recomendamos es acudir a un equipo de expertos en gemología, como los que se dedican a vender diamantes usados, donde evalúan la piedra y observan algunas características que pueden asegurar y cerciorar su origen. Mediante métodos mas exhaustivos, observan el corte o la talla que presenta el diamante que es el que determina el brillo, el color, las imperfecciones y las esquinas que presenta la piedra de manera natural y, por último, su peso en quilates que no es indicativo de pureza, pero sí de valor. Estos factores son los que indican y garantizan que un diamante es auténtico con total seguridad.