REFLEXIÓN DEL VIERNES DE ÓSCAR IZQUIERDO
Que se imponga la armonía
Crispación significa, coloquialmente, irritar o exasperar a alguien, sumando, irritación, nerviosismo, enfado, ira. Parece ser la cualidad dominante a nivel global. De pequeñas peleas nacen grandes rencores. Se estila la enemistad o la guerra. Lo observamos atónitos y con un desgarro del corazón, en las terribles contiendas existentes. Pero también, a nivel más cercano, `por ejemplo, en la política nacional, donde los acuerdos, cuando se llegan a conseguir, que suele ser extraño, son frágiles, marcados por intereses personales, con imposiciones maximalistas, que siempre derivan en la fragilidad de los mismos. Se necesita y hay que poner, diría más bien, implantar urgentemente, sosiego, con su quietud, tranquilidad, serenidad, porque de lo contrario, seguiremos en una permanente inseguridad e inquietud, que deriva en la falta de confianza, para que la economía desempeñe su importante actividad, con garantías de crecimiento, para que la sociedad subsista con un desarrollo armónico. La palabra paz, entendida como relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos, ha perdido su significado originario. Se ha borrado del mapa. Con más razón, ahora, tenemos la obligación moral, humana, de ponerla como prioridad y ejercerla diariamente.