SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA
Los pequeños valientes del Canterbury de Maspalomas subastan solidaridad y arte indigenista contra el cáncer infantil
El pintor Octavio del Toro dona su cuadro ‘Bejeque’ para que la comunidad educativa del colegio celebre una puja con otros regalos de 23 empresas del municipio. Los 4.000 euros recaudados se entregan a la Fundación Pequeño Valiente
El alumnado y profesorado del Colegio Canterbury Maspalomas entregó este jueves, coincidiendo con el Día Internacional de Lucha contra el Cáncer Infantil, un talón bancario de 4.000 euros a la Fundación Canaria Pequeño Valiente.
El acto solidario se celebró con un tono festivo y didáctico en el patio de sombra del centro educativo, y al mismo asistieron en representación del gobierno municipal de San Bartolomé de Tirajana la segunda teniente de alcalde, Elena Álamo Vega, la concejala delegada de Educación y Cultura, Ester Delgado Sánchez, y el concejal de Servicios Sociales, Dimas Sarmiento Navarro.
El donativo se recaudó mediante dos acciones que implicaron a toda la comunidad educativa del colegio. En concreto, una subasta silenciosa que apoyaron con regalos de distinta índole 23 empresas turísticas de este municipio, y una rifa de boletos a cinco euros que el alumnado vendió a familiares y vecinos para contribuir a la causa solidaria.
La subasta se organizó como actividad lectiva con motivo del Día de los números, y se realizó por Internet del 29 de enero al 2 de febrero, a través de la plataforma educativa del centro (por eso “silenciosa”) y tuvo como pieza estrella de la puja a un cuadro de 42 x 52 centímetros titulado ‘Bejeque’, donado para la ocasión por el pintor indigenista y profesor de la Escuela Luján Pérez, Octavio del Toro, que participó personalmente en este acto entregando su obra a la ganadora.
Gabriela Villalva, de 10 años y alumna de quinto de Primaria, se hizo decidida con el cuadro (un acrílico sobre madera) tras ofrecer la puja más alta. En total fueron 172 euros que sacó de sus propios ahorros. “Desde muy pequeña siempre se ha mostrado como una niña muy sentimental y solidaria a la que le encantan todas las artes, de hecho recibió clases de dibujo y pintura durante cuatro años en la Escuela Municipal de Arte, con el pintor Francisco Guillén. Quiere ser arqueóloga”, dice su padre.
El enorme interés de Gabriela por hacerse con el cuadro, según reveló su madre, tuvo como precedente el estudio del arte indigenista, con atención especial a los pintores canarios, que se efectuó en el colegio durante el curso pasado, con motivo del Día de Canarias. Octavio del Toro fue uno de los pintores que se estudiaron.
Aunque su madre está intentando convencerla para que el cuadro se ubique con honores en el salón del domicilio familiar, el ‘Bejeque’ que Octavio del Toro pintó en el 2014 será colgado en una de las paredes de la habitación de Gabriela, el fortín donde ella atesora sus propias telas.
El pintor, que en estos momentos expone una muestra itinerante de sus ‘Harimaguadas’ en el Museo Agáldar, en el municipio norteño, y que con posterioridad recorrerá otros municipios de la Isla, valora el interés que los escolares están mostrando por su obra. “Me parece genial, porque cuanto más se conozca mejor, pero me satisface mucho más su esfuerzo por conocer la pintura y el arte canario en general”, afirmó.
Por un mundo mejor
La vicepresidenta de Pequeño Valiente, Monserrat Sánchez, agradeció la iniciativa del colegio Canterbury Maspalomas. “Este trabajo que han llevado a cabo con la colaboración de las empresas del municipio es admirable. Gracias de todo corazón por tanta solidaridad y empatía. Con este dinero se pueden hacer muchas cosas, se pueden cumplir muchos sueños infantiles”, dijo en referencia a los niños y niñas enfermos de cáncer y sus familias, que reciben atención por el voluntariado de la Fundación.
En nombre del colegio, una profesora reveló que el aprendizaje traspasa las paredes de las aulas. “Se trata de mirar hacia el futuro e inspirar a los niños para que en el día de mañana tengan un impacto positivo en el mundo (…) los niños de cualquier edad pueden mostrar compasión y solidaridad para hacer el mundo un poco mejor. Entienden la importancia de contribuir a su comunidad y ser una mano de ayuda cuando otros están pasando por momentos difíciles. Hacer que alguien sonría y tenga recuerdos especiales es lo que les convertirá en ciudadanos increíbles y respetuosos del futuro, que se esforzarán por mejorar el mundo paso a paso. Esperemos que el esfuerzo realizado por nuestros niños, algunos de tan sólo tres años, inspire a todo el mundo a animarse y marcar la diferencia”, afirmó.
También en representación del gobierno municipal, Elena Álamo Vega destacó “el carácter solidario y bondadoso de esta iniciativa sorprendente y admirable, en la que unos niños de muy poca edad se han propuesto ayudar a otros niños que atraviesan situaciones personales y familiares muy complejas y difíciles por la enfermedad del cáncer. El acto ha sido muy emotivo y su objetivo una verdadera lección de vida”, señaló al término del acto, después de que el alumnado y el profesorado del colegio cantaran a coro la famosa canción ‘We are the World’ (Somos el mundo) en un inglés perfecto.