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SEVILLA

El Cabildo de la Catedral de Sevilla honra a Cristóbal Colón en el Día de la Hispanidad con un acto solemne en su tumba

 

 

El 12 de octubre, el Cabildo de la Catedral celebrará el Día de la Hispanidad; una festividad que tiene su arraigo en Sevilla como la ciudad que fue «puerta y puerto de América» y que mantuvo desde entonces una especial relación con el continente americano.

Con este motivo, se celebró un Te Deum ante Nuestra Señora de la Antigua, por el Rvdo. Francisco José Ortiz Bernal, Deán del Cabildo, junto a una representación de capitulares, presidió los distintos actos durante la mañana. La devoción está históricamente relacionada con la conquista del Nuevo Mundo por la devoción de los que allí navegaron en 1492.  Finalmente, se terminó con el rezo de un responso por el alma de Cristóbal Colón ante su tumba. Posteriormente, miembros del Ayuntamiento, del cuerpo Consular y Casas Regionales, homenajearon al navegante con sendas coronas el día en el que se conmemora el aniversario del descubrimiento de América y de la Fiesta Nacional.

 

HISTORIA DEL MAUSOLEO DE COLÓN EN LA CATEDRAL DE SEVILLA (1898-1902)

Es muy desconocida la historia del mausoleo de Cristóbal Colón que contemplamos en la Catedral hispalense. Sin embargo, el proceso que se desarrolló en torno a él desde que se solicitaron los restos del Almirante para Sevilla, a mediados de 1898, hasta que fueron depositados en noviembre de 1902 donde todos conocemos, se vivió de una forma muy intensa en Sevilla.

Las cenizas de Colón reposaban desde enero de 1796 en la catedral cubana. Entre los honores que se le tributaron al Almirante en el siglo que descansó en aquella tierra, cabe destacar el certamen público convocado en 1891 para construirle un monumento funerario. El proyecto ganador fue el del polifacético artista Arturo Mélida y Alinari (1849-1902) Representa a cuatro reyes de armas vestidos de gala portando a hombros el féretro de Colón. Corresponden a los cuatro reinos históricos de España: al frente Castilla y León y detrás Aragón y Navarra, “que en postrer viaje llegan ante el altar mayor de la catedral de La Habana a dar reposo a los huesos que hasta entonces peregrinaron” Quieren depositarlo en suelo americano, representado por un basamento de estilo azteca.

Sin embargo, los graves acontecimientos políticos de 1898 obligaron a la retirada de los españoles de Cuba y con ellos los restos del Almirante. Varias ciudades de España los reclamaron, pero la petición del Ayuntamiento hispalense fue apoyada por el Duque de Veragua, en memoria del paso de Colón por Sevilla y para que descansase junto a su hijo Hernando, cerca de la Colombina y del Archivo de Indias. En diciembre de ese año el Gobierno aprobó el traslado a Sevilla.

Se comenzó entonces a plantear dónde ubicarlo en la Catedral, cuestión que suscitó un amplio debate, ya que fueron muchas y muy variadas las propuestas que se presentaron: sobre la tumba de su hijo Hernando, sin el basamento; en la sacristía mayor; la capilla de San Francisco; en el interior del coro; la Capilla de la Virgen de la Antigua; bajo el retablo de la Virgen del Reposo, frente a la Capilla Real; en el Sagrario y el Patio de los Naranjos. Finalmente, el lugar elegido fue el espacio ante la puerta de San Cristóbal, también conocida como del Reloj o del Príncipe.

Mientras tanto, a fines de diciembre llegaba a Sevilla el mausoleo desde La Habana, sin el basamento original, ya que se acordó hacer uno nuevo, de estilo neogótico, para adaptarlo a su nuevo emplazamiento. Por su parte, otro barco había zarpado desde la capital cubana el 13 de diciembre portando la urna del Almirante. Se dirigía a Cádiz, donde debía trasbordar los restos al aviso-torpedero Giralda que continuaría el viaje a Sevilla.

Se preparó un solemne recibimiento en el muelle de San Telmo para el 19 de enero de 1899. Participaron los dos cabildos sevillanos, eclesiástico y secular, junto a una nutrida representación de autoridades militares y civiles. El Gobierno y la familia Colón estuvieron representados por D. Cristóbal Colón de la Cerda, Duque de Veragua, quien hizo entrega de la urna al alcalde. Fue trasladada en solemne procesión hasta el Sagrario de la Catedral, bajándose a la cripta para depositarla allí provisionalmente ya que aún no se había instalado el mausoleo. Es más, por muy diversas causas su montaje se alargó durante casi cuatro años y hasta octubre de 1902 no se pudo dar por concluido. El 17 de noviembre tuvo lugar el traslado definitivo de los restos de Colón, de nuevo en solemne procesión y con amplia presencia de autoridades. Bajo los acordes de la Marcha Real, se depositó la urna en el mausoleo y se cerró con tres llaves que se entregaron al Duque de Veragua, al Ayuntamiento y a la Catedral.

Hoy día podemos ver en el frente del basamento el emblema de la ciudad de Sevilla, el “NO8DO”, en memoria de la iniciativa y patrocinio del Ayuntamiento hispalense, el nombre de su autor y dos fechas que enmarcan todo el proceso, 1891 y 1902, más una leyenda que lo rodea y que dice así: “Cuando la isla de Cuba se emancipó de la madre España, Sevilla obtuvo el depósito de los restos de Colón y su Ayuntamiento erigió este pedestal

 

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