Cuando el trabajo te consume: cómo el estrés laboral destruye una vida
En esta ocasión, para entender cómo el estrés laboral puede llevar al límite a una persona y cómo recuperarse de ello, consultamos al Dr. Carlos Cenalmor, psiquiatra experto en burnout. Su experiencia y sus años trabajando con pacientes, nos ayudan a adentrarnos en la historia de Mayte, un ejemplo desgarrador de cómo la autoexigencia y un entorno laboral tóxico pueden transformar la pasión en agotamiento extremo.
Si crees que el estrés laboral te está quemando, te invitamos a leer hasta el final esta nota, seguramente la historia de Mayte y la guía del Dr. Carlos Cenalmor, te serán de ayuda.
Cómo empezó todo
Mayte llevaba más de quince años trabajando como técnica en prevención de riesgos laborales en una empresa mediana. Comenzó con un entusiasmo contagioso: era una profesional organizada, resolutiva y con una fuerte ética de trabajo. Sin embargo, su disposición a ayudar y asumir tareas que no eran estrictamente su responsabilidad la llevó a un camino peligroso.
En los primeros años, Mayte disfrutaba su trabajo. Gestionar los riesgos laborales y velar por la seguridad de sus compañeros le hacía sentir útil. Sin embargo, poco a poco las tareas se le fueron acumulando. Sucedió por una mezcla entre su disposición proactiva, un jefe y unos compañeros que no dejaban de pedirle favores extra y su dificultad para poner límites.. “El problema es que nunca decía que no”, explica el Dr. Carlos Cenalmor, quien trabajó con Mayte durante su recuperación. “Cada nueva tarea la asumía pensando que era algo temporal, pero al final se convirtió en su rutina diaria. Eso es muy típico de las personas con un ‘rasgo salvador’ marcado, que se sienten responsables de todo y de todos”.
El punto de quiebre
El agotamiento acumulado alcanzó su punto álgido durante la auditoría anual. Estaba tan desconectada que el día que nació su hija, Mayte pasó gran parte de la tarde revisando informes desde el hospital. Años después, al recordar ese momento, no podía evitar las lágrimas. “Ni siquiera disfruté del nacimiento de mi hija porque no quería fallar en el trabajo. Pensaba que si no lo hacía yo, nadie más podría”, confesó.
Finalmente, su cuerpo y mente dijeron basta. El agotamiento la llevó a una baja laboral forzosa después de desarrollar hipertensión severa, dolores musculares crónicos en el cuello y los hombros, insomnio y episodios de ansiedad.
Las consecuencias del burnout
El desgaste de Mayte no solo se reflejó en su salud física y mental, también en sus relaciones personales. Su matrimonio sufrió tensiones por su falta de tiempo y energía, y la conexión con su hija era casi inexistente. Mayte se sentía atrapada: cuanto más intentaba cumplir con todo, más se alejaba de lo que realmente le importaba.
A nivel profesional, lo que realmente marcó un antes y un después fue darse cuenta de que su sacrificio no había sido valorado. Este vacío de reconocimiento le hizo comprender algo esencial: había entregado años de esfuerzo y energía a un lugar que no la valoraba como persona, sino únicamente como recurso. “Uno de los aprendizajes más duros para Mayte fue entender que no debemos entregarnos ciegamente a organizacionesque no nos valoran. Hacerlo es como invertir toda nuestra energía en cultivar un terreno esteril: por más que nos esforcemos, nunca recogeremos frutos que nos nutran”, reflexiona el Dr. Cenalmor. Esta revelación fue el primer paso para reconectar con su autoestima y empezar a construir una vida donde el cuidado de sí misma estuviera en el centro.
El camino a la recuperación
La decisión de buscar ayuda fue un momento de valentía. A través del trabajo con el Dr. Cenalmor, en su programa CIMA, Mayte aprendió a poner límites. “Lo primero que hicimos fue ayudarla a reconectar con sus necesidades básicas: descanso, alimentación, y pequeños momentos de disfrute. También trabajamos su percepción del valor personal, que no debería depender únicamente de lo que hacía por los demás”, detalla el psiquiatra.
Durante el proceso, Mayte volvió a hacer cosas que le gustaban y poco a poco recuperó la conexión consigo misma. Según comenta el Dr. Cenalmor, Mayte logró darse cuenta de que ella no era indispensable en su trabajo y de que su salud, su familia y su paz mental son lo que realmente importa.
Una lección para todos
La historia de Mayte no es única, existen cientos de miles de Maytes alrededor del mundo. Su experiencia es un recordatorio de que si nosotros no sabemos poner límites y priorizar lo que es importante, nadie lo va a hacer. Ni tu jefe, ni tu empresa ni tus compañeros. Y es lógico, ellos tienen que cuidar de sus propias vidas y desarrollo. Si no tienes unas prioridades claras, otros las van a tener por ti. El burnout puede tomar el control de nuestra vida si no ponemos límites y priorizamos lo esencial.