El agua es un recurso esencial para la vida, y su gestión eficiente es fundamental para garantizar su disponibilidad y calidad. El ciclo integral del agua engloba todas las fases necesarias para que este recurso llegue a nuestros hogares y regrese al medioambiente de forma segura. En este artículo, exploraremos qué es el ciclo integral del agua, sus etapas y cómo impacta en nuestra vida diaria, con un enfoque en la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades.
El ciclo integral del agua se refiere al conjunto de procesos que aseguran la captación, tratamiento, distribución, uso, recolección y depuración del agua. Este sistema busca gestionar el agua de manera sostenible, minimizando el impacto ambiental y garantizando su acceso para las generaciones futuras. En regiones como Canarias, donde el agua es un recurso escaso, este ciclo cobra aún más relevancia.
El ciclo integral del agua se compone de varias fases, cada una con un propósito específico:
El agua se obtiene de fuentes naturales como embalses, acuíferos o, en el caso de Canarias, a través de la desalación de agua marina.
El agua captada se somete a procesos de potabilización para garantizar que sea segura para el consumo humano.
Mediante redes de tuberías, el agua potable llega a hogares, empresas y espacios públicos.
Las aguas residuales generadas por el uso doméstico o industrial se recogen a través del alcantarillado.
Las aguas residuales se tratan en plantas depuradoras para eliminar contaminantes antes de devolverlas al medioambiente o reutilizarlas.
En muchos casos, el agua depurada se destina a usos como el riego agrícola o la limpieza urbana, promoviendo la economía circular.
Cada etapa requiere tecnología avanzada, planificación y compromiso con el medioambiente para evitar el desperdicio y la contaminación.
El ciclo integral del agua no solo garantiza el acceso al agua potable, sino que también protege los ecosistemas y fomenta la sostenibilidad. En lugares como Canarias, donde la dependencia de la desalación es alta, una gestión eficiente permite:
Sin una gestión adecuada, el agua podría convertirse en un bien aún más escaso, afectando a la agricultura, el turismo y la vida cotidiana.
En Las Palmas de Gran Canaria, Emalsa, Empresa Mixta de Aguas, desempeña un papel clave en la gestión del ciclo integral del agua. Fundada en 1984, Emalsa ha liderado iniciativas para modernizar las infraestructuras hidráulicas, implementar tecnologías de digitalización y promover el uso responsable del agua. Su Plan Estratégico del Ciclo Integral del Agua 2024-2033, con una inversión de 857 millones de euros, busca alcanzar el vertido cero y ampliar la capacidad de desalación, garantizando un suministro sostenible. Además, la empresa realiza más de 400.000 análisis anuales para asegurar la calidad del agua, consolidando a la ciudad como un referente en gestión hídrica.
A pesar de los avances, el ciclo integral del agua enfrenta desafíos como el cambio climático, el aumento de la demanda y la necesidad de reducir las emisiones de CO2. En Canarias, la innovación tecnológica, como la mejora de los procesos de desalación por ósmosis inversa y la monitorización inteligente de redes para detectar fugas, es fundamental para superar estas barreras.
Como ciudadanos, también tenemos un papel importante:
El ciclo integral del agua es mucho más que un proceso técnico; es la base de la sostenibilidad y el bienestar social. En regiones como Canarias, donde el agua es un recurso valioso, su gestión eficiente marca la diferencia. Gracias a esfuerzos como los de Emalsa, Las Palmas de Gran Canaria avanza hacia un futuro donde el agua se gestiona con responsabilidad, innovación y compromiso. Adoptar hábitos responsables y apoyar estas iniciativas nos permitirá disfrutar de este recurso esencial durante generaciones.