El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, defiende que “las renovables no deben verse como un problema, sino como una oportunidad para modernizar nuestras infraestructuras y fortalecer la resiliencia del sistema eléctrico”, unas manifestaciones que realiza en respuesta “a la oleada de críticas, cuestionamientos y ataques furibundos” contra las energías limpias tras el apagón que vivió la Península y que califica de “oportunistas y faltas de rigor”.
“Resulta irresponsable y profundamente deshonesto que, sin conocerse todavía las causas exactas del incidente, ya haya quienes se apresuren a señalar a las energías verdes como culpables, mientras proponen con entusiasmo resucitar tecnologías caducas y contaminantes como el gas o el fuel y arrecia igualmente el apoyo desmedido a la energía nuclear desde sectores empresariales, mediáticos y políticos”, denuncia.
“No podemos permitir que la confusión o el miedo sirvan de excusa para frenar el cambio. La transición energética es inevitable y urgente. No solo por la lucha contra el cambio climático, sino también por razones económicas, sociales y de salud pública. El modelo energético basado en un mix de renovables equilibrado, en eficiencia y soberanía es más democrático, justo y más resistente”, sostiene.
“En Gran Canaria hemos apostado por este camino. Sabemos que no es sencillo, pero también que es el único posible. Y no vamos a permitir que, bajo la sombra de un apagón cuya responsabilidad aún se está investigando, se ponga en cuestión la dirección correcta de nuestra política energética. La transición no se detiene y Gran Canaria será vanguardia, no retaguardia, de ese futuro más limpio, seguro y justo”, proclama.
Morales recalca que “el sistema eléctrico español está diseñado y operado con una configuración altamente mallada, con redundancias y protocolos que permiten hacer frente a incidentes aislados. El equilibrio entre generación y demanda no depende de una única tecnología, sino de la combinación inteligente de todas las disponibles, por lo que afirmar que el corte fue consecuencia directa del crecimiento de las renovables es tergiversar los hechos”.
“De hecho”, señala, “durante jornadas como la del 16 de abril, las energías renovables fueron capaces de cubrir prácticamente toda la demanda del sistema peninsular, generando unos 27.000 MW a mediodía, dato que evidencia su fiabilidad y su papel creciente en la estabilidad del sistema”.
El presidente insular enfatiza que “son las renovables las que están impulsando la economía española, aumentando su independencia del exterior y su competitividad al abaratar los costes de generación y comercialización, además de ser un vector del desarrollo inteligente, la innovación, la investigación y la generación de una industria ligada a su crecimiento”.
“El verdadero debate”, subraya, “no es si las renovables son parte del problema, sino cómo acelerar su integración en condiciones de garantía y seguridad. Apostar por tecnologías como la nuclear o los combustibles fósiles como reacción a un evento puntual es no solo una regresión medioambiental, sino también económica. La energía nuclear es una tecnología obsoleta, cara, de difícil implantación y con unos riesgos inasumibles”.
“Apostar por más gas o petróleo, cuando el mundo entero camina hacia la descarbonización, es insistir en un modelo que nos ha hecho dependientes de mercados volátiles, ha contribuido al calentamiento global y amenaza nuestra soberanía energética. En cambio, tenemos a nuestro alcance una vía limpia, segura y muchísimo más barata: las energías renovables apoyadas en sistemas de almacenamiento y redes modernas”, insiste.
Morales indica que “el desafío actual no es técnico, sino político y económico” y requiere “las inversiones adecuadas para que el sistema eléctrico pueda integrar más energías renovables, lo que implica desplegar más almacenamiento energético, clave para gestionar la variabilidad de estas fuentes, mejorar la inercia del sistema y asegurar su estabilidad”. Y apunta que “las tecnologías de almacenamiento, y en particular las centrales hidroeléctricas de bombeo, ofrecen una solución madura y eficaz, pues permiten almacenar energía cuando sobra y liberarla cuando se necesita, aportando además servicios adicionales al sistema como regulación de frecuencia o reserva de emergencia”.
En este sentido, explica que “el proyecto de Salto de Chira, en Gran Canaria, es un ejemplo paradigmático. Con sus 200 MW de potencia instalada, representa el 40% de la demanda punta de la isla, facilitando una altísima penetración renovable. Su futura ampliación hacia el embalse de Cueva de Las Niñas permitirá alcanzar una cobertura renovable superior al 90%, convirtiendo a la isla en un referente de autosuficiencia energética. Salto de Chira nos habría devuelto a la normalidad en Gran Canaria en muy poco tiempo ante un cero energético”.
“Mientras que en la península la elevada potencia hidráulica instalada y las interconexiones con Francia y Marruecos permitieron una rápida reposición del servicio tras el apagón, en Canarias debemos redoblar esfuerzos en nuestras propias infraestructuras. Por eso es fundamental que sigamos desarrollando proyectos de almacenamiento y bombeo, tal y como permite la legislación canaria, adaptada a la realidad de nuestros sistemas insulares”, comenta.
“Somos más vulnerables, pero también más conscientes de lo que implica depender de un suministro seguro y sostenible. Por eso, además del almacenamiento hidráulico, es prioritario invertir en nuevas tecnologías como baterías a gran escala, redes inteligentes y sistemas de gestión de la demanda”, reflexiona. “Y es preciso”, finaliza, “que se reconozcan las especificidades técnicas y regulatorias de los sistemas eléctricos insulares, el aporte de la financiación específica para su modernización, permisos y planificación anticipada y que se incluyan incentivos para inversiones en flexibilidad, almacenamiento y estabilidad”.