El Muelle Chico de Corralejo ha acogido la presentación del libro que recopila las novelas cortas Isla de Lobos, Maloficio y Sed del escritor, periodista y político José Rial. Esta edición corre a cargo de Raúl Miranda López, quien la ha propiciado y financiado, contando para ello con el apoyo desinteresado del escritor, también majorero, Marcos Hormiga.

 

La presentación del libro se ha desarrollado gracias a la coordinación del Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de La Oliva, desde sus áreas de Cultura. Estuvieron presentes Raúl Miranda y Marcos Hormiga, además de la presidenta

del Cabildo de Fuerteventura, Lola García, el consejero de Cultura, Rayco León,

el concejal de Cultura del Ayuntamiento de La Oliva, David Hernández, así como el presidente de la Fundación Juan Negrín, José Medina, y el historiador Néstor Hernández.

 

Isla de Lobos, Maloficio, Sed es un facsímil de tres narraciones independientes, elaboradas por José Rial. Según explicaron Raúl Miranda y Marcos Hormiga, idearon esta nueva edición de las novelas tras visitar la exposición ‘José Rial (1888-1973) Lucha, compromiso y reconstrucción’ de la Fundación Juan Negrín, entidad que custodia el archivo de José Rial, comisariada por Néstor Hernández.

 

La presidenta del Cabildo de Fuerteventura, Lola García, explicó que “José Rial fue mucho más que un escritor. Fue un hombre comprometido, defensor de la justicia social y un aliado de los pescadores majoreros, cuya realidad conoció de cerca”. “Desde el Cabildo, me enorgullece que podamos contribuir a rescatar y visibilizar su figura, que forma parte de nuestro patrimonio cultural”. Para el consejero de Cultura, Rayco León, “es importante reconocer la trayectoria vital y artística del autor, vinculada especialmente a la memoria colectiva de Fuerteventura”.

 

El alcalde de La Oliva, Isaí Blanco, ha manifestado: “para nosotros es vital seguir poniendo el foco en este tipo de proyectos con el fin de que la historia de quienes fuimos llegue hasta las nuevas generaciones como una herencia que deberán transmitir a su vez con cariño y esmero para que nunca se pierda. “Por su parte, el concejal de Cultura, David Hernández, señala que “este libro nos ayuda a continuar enriqueciendo nuestro patrimonio cultural e identidad como Isla gracias al trabajo desinteresado de Raúl Miranda y Marcos Hormiga por devolver la vida al torrero de Lobos a través de este libro.”

 

Obra literaria

 

José Antonio Rial Vázquez (Olangapoo, Filipinas, 1888 - Santa Cruz de Tenerife, 1973) permaneció tres años en Fuerteventura, lo que acabaría marcando su vida y obra como escritor. Pero, al mismo tiempo, determinando también la de los majoreros, especialmente los pescadores de la Isla.

 

En 1913 toma posesión como ‘torrero’ del faro Martiño del Islote de Lobos. Con tan sólo 24 años, llega con su esposa y sus dos hijos un 22 de febrero, permaneciendo en el islote hasta 1916, cuando fue destinado al faro de La Isleta (Gran Canaria).  Según explica el historiador Néstor Hernández en el prólogo de la publicación, una vez dejado atrás el Islote de Lobos, Rial continúa ocupándose de Fuerteventura, propiciando la fundación de pósitos de pescadores (asociaciones cooperativas amparadas por el Estado) de Corralejo y Gran Tarajal, con sus correspondientes escuelas. Los pósitos supusieron una oportunidad sin precedentes para las familias de los pescadores y la mejora de sus condiciones: educación, asistencia sanitaria, comercialización, etc.

 

Asimismo, difundió las tradiciones y cultura majorera mediante la publicación de tres novelas cortas de tipo social: Isla de Lobos, Maloficio y Sed. Su estancia en Fuerteventura queda reflejada en estas tres novelas, expresando la pobreza y el caciquismo dominado por una élite asentada en Las Palmas de Gran Canaria, y otras adversidades a las que se enfrentaba la población de la época. En su obra, Rial pone en valor, además, la capacidad de resistencia de los majoreros ante las adversidades.

 

En su etapa como redactor jefe de La Provincia (1927-1930), José Rial se esforzó en defender la mejora de las condiciones de vida de los majoreros. Puso a Corralejo y Fuerteventura en el mapa de las políticas sociales, proyectando el nombre de la Isla, su cultura, tradiciones y problemas más allá de sus fronteras.

 

“No se conoce ninguna otra obra literaria publicada que haya precisado tantas referencias a la Fuerteventura de principios del siglo XX”, según expone Néstor Hernández López en su prólogo, concluyendo que “es de justicia que, casi cien años después su exilio y su olvido, su tarea obtenga el merecido reconocimiento”.