El hotel Lopesan Villa del Conde Resort & Thalasso logró transformarse en un auténtico santuario de tranquilidad y desconexión para quince madres pertenecientes a la Fundación Canaria Niños con Cáncer Pequeño Valiente. Enmarcada en el proyecto "Respiro Familiar", esta iniciativa permitió a las participantes disfrutar de una jornada divertida que les ayudó a dejar atrás su exigente rol de cuidadoras y disfrutar de un merecido encuentro entre mujeres que comparten experiencias vitales similares.
Enmarcado en su programa de Responsabilidad Social Corporativa, Lopesan Hotel Group y Pequeño Valiente colaboran desde hace años en la organización de diferentes acciones que contribuyen a incrementar el bienestar de la comunidad. Esta jornada con las madres ha logrado consolidarse en el calendario de la Fundación, permitiendo que cada año puedan vivir la experiencia en un hotel diferente del portafolio del Grupo Lopesan en Gran Canaria.
Las quince madres salieron temprano de Las Palmas de Gran Canaria y pusieron rumbo al sur de la isla, en donde fueron recibidas con la calidez y el servicio excepcional que caracteriza al Lopesan Villa del Conde. Las amplias instalaciones del hotel fueron el escenario perfecto para un día diseñado para el relax. La primera parada fueron las camas balinesas, en las que pudieron descansar y comenzar a mantener conversaciones distendidas que dieron paso a las actividades de animación, entre las que destacó una refrescante sesión de aquagym, que combinó, a partes iguales, diversión y ejercicio.
Olga Díez, la psicóloga que acompañó a las madres, expresó su profundo agradecimiento al equipo, calificandolo como excepcional. “Desde el primer momento, la recepción fue atenta y amable, pasando por camareras y camareros que nos atendieron, el equipo de animación que ayudó a que las mamás desconectaran y, por supuesto, a la dirección, que nos ha brindado la posibilidad de disfrutar de un día de respiro en el que las madres han dejado, por unas horas, su rol de cuidadora de un menor enfermo de cáncer."
Aunque, al principio, a algunas madres les costó desprenderse de su rutina, utilizando las camas balinesas como excusa para hablar con las personas que se habían quedado a cargo de sus hijos, al poco tiempo, la atmósfera del hotel y el compañerismo las envolvieron para soltar el móvil y pensar solo en ellas.
El almuerzo, servido en el Bar Piscina El Alpendre, fue un punto clave para la reconexión. "El menú fue exquisito, todo fabuloso y ese ratito de comida fue el clima necesario para que compartieran, disfrutasen y dejasen de lado el estrés, los miedos, las preocupaciones", añadió la psicóloga de Pequeño Valiente. Para finalizar la jornada, y a petición de todas, un refrescante baño puso el broche de oro a un día que, en palabras de las propias protagonistas, "se ha pasado volando", "queremos repetir" y "no pensé que fuese a disfrutarlo tanto".