EMILIO DE FEZ es Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de la Laguna, e Intérprete Oficial de Inglés, titulado por la Secretaría de Estado para el Turismo. Trabajó durante dos cursos como Profesor de Conversación Española en Centros de Bachillerato de Escocia e Irlanda del Norte, y, durante otros dos cursos como Lector de Español en la Universidad de Belfast (Queen´s University). De vuelta a Canarias, ha impartido la docencia en Bachillerato, Formación Profesional y Escuelas Oficiales de Idiomas. Es autor, entre otras publicaciones de “LA PRIMARIA Y SECUNDARIA: UNA SELVA ANTIEDUCATIVA”, disponible en AMAZON (Papel, 10 €, E-book, 2 €).
Al inicio de este próximo curso (1 de septiembre) remitirá una síntesis de sus diagnósticos y propuestas a una amplia selección de Colegios e Institutos de las siete islas (CEIP´s e IES´s) invitando a los Claustros a adoptar acuerdos rebelándose contra lo que define como un funcionamiento antieducativo que es incapaz de garantizar el derecho constitucional a la Educación. No se fía de ningún político ni de sus etiquetas, y rehúye hacer diferencias, como reflejan las ilustraciones de “UNA SELVA ANTIEDUCATIVA” que intercalamos en esta entrevista.
Porque la Instrucción Pública es crucial para el progreso de cualquier país. Y porque los niños, los adolescentes, y el profesorado de Primaria y ESO, tienen derecho a vivir en un ambiente escolar seguro y a formarse adecuadamente, y ninguna de estas dos cosas se está consiguiendo. Estamos tirando a la basura los 67.900 millones de euros que España dedica anualmente a la enseñanza primaria y secundaria en los CEIP e IES. De promedio, más de 6.000 euros por alumno. Gastamos más que nunca en Instrucción Pública y estamos muchísimo peor que hace 30 o 40 años.
Estamos tirando a la basura los 67.900 millones de euros que España dedica anualmente a la enseñanza primaria y secundaria en los CEIP e IES.
Es truculento, pero se queda corto, porque habría que añadir el desaprovechamiento del Bachillerato y de las Universidades que se deriva de la falta de formación con que llegan los alumnos a esos niveles educativos, obligándoles a rebajar el nivel. Luego me referiré a eso con más detalle.
Sí, gracias. Un dato y luego le daré bastantes más. Casi nadie sabe que más de un millón de niños o adolescentes están siendo acosados, insultados y humillados impunemente en sus centros docentes todos los días, continuamente, lo que no sólo les afecta a ellos y a su entorno familiar “ahora” sino que derivará en trastornos psíquicos graves, duraderos, y en muchos casos, de por vida.
Hay que normalizar en las enseñanzas Infantil y Primaria la imposición a los alumnos díscolos de castigos ejemplares, proporcionados e inmediatos, como la permanencia en el centro al acabar las clases, un tirón de orejas, un capón, o un cachete, todas las veces necesarias para consolidar el derecho inapelable de todos a aprender y a enseñar.
Porque no se castiga a los acosadores y abusadores, y porque se toleran sin castigo la desobediencia y la falta de respeto a las maestras, maestros, y profesoras y profesores de Instituto.
Porque la absurda normativa actual ha robado la capacidad para castigar de inmediato las conductas inadecuadas, que es lo que hay que hacer siempre en cualquier ámbito de las sociedades civilizadas, y con más razón en los centros educativos.
Ocho de cada diez profesores de Secundaria padecen ansiedad, y 3 de cada 20 están de baja por depresión. Hay centros en los que más de la mitad del profesorado tiene que tomar, diariamente, pastillas para ir a trabajar. Y muchos profesores sustitutos firman la renuncia el mismo día que toman posesión de la plaza, en cuanto ven el ambiente de insubordinación, indisciplina, y falta de respeto.
Siete de cada veinte niños llegan a los doce años sin saber leer ni escribir, y, aun así, pasan al Instituto. Esto se debe, en primer lugar, al ya comentado ambiente de indisciplina, que sabotea el trabajo docente. Pero también, muy importante, esencial, se origina en que no hay ningún control externo, Reválidas que aseguren que cuando un niño pasa de ciclo es porque efectivamente sabe lo que tiene que saber para pasar de ciclo.
Ocho de cada diez profesores de Secundaria padecen ansiedad, y 3 de cada 20 están de baja por depresión. Hay centros en los que más de la mitad del profesorado tiene que tomar, diariamente, pastillas para ir a trabajar. Es lo que tiene la impunidad.
Las que siempre ha habido, a lo largo de la historia educativa desde el principio de las civilizaciones humanas, y que se mantienen en los países que encabezan el ranking de los informes PISA, es decir de la Evaluación Internacional de Estudiantes a los 15 años de edad.
Es imprescindible e inaplazable derivar a Colegios de Mejora Educativa (COMES) e Institutos de Mejora Educativa (IMES) a los alumnos que sigan sin entrar por el aro y reiteradamente obstruyan el trabajo de los docentes imposibilitando la adecuada formación de sus compañeros.
De entrada, imponer castigos ejemplares, proporcionados e inmediatos para sancionar los malos comportamientos escolares y disuadir su comisión. En segundo lugar, derivar a Colegios de Mejora Educativa (COMES) o Institutos de Mejora Educativa (IMES) a los alumnos que sigan sin entrar por el aro y reiteradamente obstruyan el trabajo de los docentes imposibilitando la adecuada formación de sus compañeros. Y en tercer lugar, establecer de inmediato Reválidas Externas en 2º, 4º y 6º de Primaria, y en 2º y 4º de Secundaria, para confirmar o no confirmar si los alumnos han alcanzado los objetivos esenciales determinados en los Planes de Estudio para cada ciclo y etapa.
Imponiendo castigos mesurados, derivando a COMES a los alumnos muy conflictivos, y estableciendo Reválidas, el miedo, la angustia, la ansiedad, y la depresión, desaparecerán de nuestros centros en un plazo récord, incluso de una semana para otra. Reinarán la participación, la creatividad, y la alegría del trabajo compartido.
Por supuesto. Entre los 6 y los 12 años de edad, hay que ser especialmente estrictos porque la Enseñanza Primaria es la base de todo, de la socialización y del aprendizaje, el cimiento de todo lo que nos viene después, como personas e intelectualmente. A los maestros y maestras hay que darles la máxima autoridad y capacidad sancionadora, porque ellos son la piedra angular del nivel cultural de cualquier país. Son los grandes protagonistas, si se les posibilita, y se obliga a los pasotas, que los hay, a hacer bien su trabajo. El compromiso, el sentido de la responsabilidad ante la formación de los alumnos es innegociable. La Primaria, como la Infantil, debe combinar un sano y controlado bullicio infantil, un ambiente alegre, con un férreo hábito de ambiente de trabajo, de hábito de trabajo, y de exigencia y superación. A los niños no se les puede empezar a educar a los 7 u 8 años de edad. Es ya tarde y casi imposible. A los niños se les empieza a educar desde que nacen, en sus casas, pero si la familia falla, por ejemplo, en hogares desestructurados, lo que no puede fallar nunca son los colegios, que deben completar la tarea educativa de los padres y, en su caso, suplir inflexiblemente sus deficiencias. Tolerar y justificar el mal comportamiento de un niño “porque viene de un hogar desestructurado” es ahondar su desestructuración y negarle su derecho y su obligación de prepararse para su futuro como el resto de sus compañeros.
Tolerar, y justificar, el mal comportamiento de un niño con la excusa de que viene de un hogar desestructurado es ahondar su desestructuración y negarle su derecho y su obligación de prepararse para su futuro social y laboral como el resto de sus compañeros. Los niños, todos los niños, tienen que portarse bien en sus colegios. Por las buenas, o por las malas.
Las Reválidas son fundamentales, imprescindibles, porque propician una mayor e inmediata motivación e involucramiento de los docentes, de los padres y madres, y de los alumnos, como se evidencia incontestablemente en la actitud de todos ellos en los dos cursos, 1º y 2º de Bachillerato, que preceden a las pruebas de acceso a las Universidades.
De trauma, nada. Serán intrigantes, emocionantes, divertidas. En cuanto al profesorado, dos cosas. Una, que los exámenes de reválida no hay que aprobarlos con un sobresaliente o un notable, sino simplemente acreditar que se tienen los conocimientos esenciales que corresponden a cada ciclo. Se supone que, si ellos han aprobado a unos alumnos, es porque tienen esos conocimientos. Y si los han aprobado “por presiones”, pues que la Reválida ponga las cosas en su sitio. Dos, que las Reválidas permitirán que los maestros de 3º y 5º de Primaria reciban a los alumnos mucho mejor preparados y acostumbrados. Y que lleguen con una formación general sólida a los institutos. En definitiva: garantizar a los maestros y profesores que pueden trabajar en un ambiente de orden y respeto, pero también, acto seguido, exigirles el máximo esfuerzo para que los niños asimilen lo que establece, a cada edad, en cada curso y etapa, el programa de cada asignatura. A esos efectos, las maestras y maestros de 1º y 2º de Primaria son la base de la columna que sustenta el sistema educativo.
Ni los enseñantes ni los sindicatos son quiénes para quitar o poner lo que gremialmente les interese. La organización y la praxis educativa debe determinarla el Estado en base a garantizar la formación adecuada de los niños y jóvenes: en su beneficio, en el de sus familias, y en el de la sociedad en su conjunto.
Las Reválidas eran, y deben volver a ser, una forma barata y eficacísima de garantizar la calidad de la enseñanza y de asegurar, por decirlo en términos llanos, que todo el mundo se ponga las pilas. Todos. Desde los Consejeros de Educación hasta el último maestro jovencísimo que se incorpore a labores docentes. Y, claro, todos lo que están en medio.
Muy ignorante será quien diga eso. Las reválidas existen en todos los países punteros en materia educativa. En España se introdujeron en el contexto de la llamada Ley Moyano, o Ley de Instrucción Pública de 1857, y se mantuvieron con todos los regímenes y gobiernos, incluidos los de la Segunda República, hasta el final del franquismo con la Ley General de Educación de 1970, una muy buena ley cuyo único error fue eliminarlas. Eran exámenes de Estado que se realizaban para obtener los títulos académicos correspondientes a cada nivel educativo, desde primaria hasta la universidad. Estos exámenes eran obligatorios para todos los estudiantes que deseaban avanzar al siguiente nivel educativo o acceder a estudios superiores. Las Reválidas son una forma barata y eficacísima de garantizar la calidad de la enseñanza.
En primer lugar, en cualquier época de la historia de la humanidad civilizada, en las escuelas y en cualquier sitio, cuando se sabe que hay castigos, físicos o no, casi nunca hace falta castigar porque, como nadie quiere recibirlos, los comportamientos inadecuados se reducen a la mínima expresión. Basta saber que esa posibilidad de penalización está ahí, existe, y es real e inmediata. Esto lo perciben los niños al vuelo, anda que no son listos: los del pasado, los del presente y los del futuro. Penalizar los comportamientos peligrosos o negativos para la sociedad es no sólo un derecho sino una obligación de quien ejerce cualquier tipo de autoridad, llámese Guardia Civil de Tráfico, llámese Hacienda, o llámense maestros o profesores. Me gustaría ponerle un ejemplo contundente.
El director del colegio en que estudié de los 3 a los 10 años, don Antonio Ojeda, era un maestro, que, por ser socialista y por estar en el área de enseñanza de la UGT, fue represaliado con cárcel y expulsado del Cuerpo de Maestros Nacionales cuando estalló el Movimiento, en 1936. Este tipo de represalias las efectuaron ambos bandos de la contienda en sus respectivas áreas de influencia: unos con los “derechosos” y otros con los “izquierdosos”. Pues bien; don Antonio, que fue autorizado en 1940 para fundar este colegio, que llamó Colegio Arenas porque lindaba con los antiguos arenales de la zona, don Antonio, decía, cuando había que dar un zarpazo, o cuatro, para que todos pudiéramos ejercer el derecho a aprender en paz, los daba, y muerto el perro, se acabó la rabia. En la calle, muchos podíamos ser traviesos, un poco asilvestrados, pero allí dentro, todos derechitos. Todas las generaciones que pasamos por ese Colegio durante casi treinta años, niños de muy diversas clases sociales, incluso muy pobres, le debemos muchísimo a don Antonio Ojeda, a su esposa doña Lucía Pérez, y a todas las maestras que nos dieron clase desde “párvulos” hasta los exámenes de Ingreso al Bachillerato. Exámenes muy exigentes que se hacían a los 10 años de edad, y que siempre aprobábamos todos los de mi colegio, y casi nadie con un aprobado raspado. Pues bien, a lo que iba. No he oído jamás a ningún exalumno del Colegio Arenas, que así se llamaba, hablar mal de don Antonio, sino todo lo contrario. Las bofetadas, cuando las hubo y no pegaba flojo, eran muy merecidas. Y bienhechoras.
Para que se enteren los dirigentes socialistas de la actualidad, que andan con tanto melindre y maniatan la autoridad de los maestros y profesores. Por cierto, al llegar la transición, en la segunda mitad de los años 70, don Antonio, que por entonces ya tenía unos setenta años, fue elegido como presidente del PSOE de Las Palmas. ¿Algún socialista actual se atrevería a decir que eligieron como presidente a un maltratador? Que nos lo digan en la cara a los que tuvimos la suerte de ser sus alumnos.
Sí, es de película. En efecto, aquel pequeño colegio, que fue creciendo y creciendo por su prestigio, fue el germen de lo que hoy es un emporio educacional, los Colegios Arenas (ARENAS INTERNATIONAL SCHOOLS). En la isla de Gran Canaria se encuentran el Colegio Arenas, Colegio Arenas Atlántico, Arenas Academy, Aqua & Sports Gran Canaria y el Conservatorio Profesional de Música Arenas Albéniz. En Lanzarote, el Colegio Arenas Internacional, Arenas Playa Blanca Nursery School, y el centro deportivo Aqua & Sports Lanzarote. En Inglaterra, en la ciudad de Bath, está situado el Centro Residencial Sulis Manor, para estancias formativas de los estudiantes del Grupo Arenas. Ironías de la vida: todo empezó cuando lo metieron en el campo de concentración de Fyffes y en la cárcel de Gando.
Antonio Ojeda Medina (1902-2000)
Como vergonzoso. Los políticos, que son los responsables de la suicida normativa que padecemos, han prostituido la antiguamente dignísima función inspectorial, que era la de asegurarse de que los niños y jóvenes aprenden. En vez de eso, a lo que los inspectores se dedican desde hace treinta años es a presionar al profesorado para que se apruebe a alumnos que, por su vagancia y comportamiento, ni de lejos lo merecen, y a acallar, incluso con amenazas, las denuncias de educadores que han sufrido insultos y agresiones.
Hay inspectores educativos, hijos de, que hasta se atreven a decir que soportar humildemente las humillaciones e insultos de una minoría de alumnos va con el sueldo. Y no, payasos: tragar lo intragable no va en el sueldo de ningún trabajador, y menos aún en el sueldo de quienes tienen la delicada responsabilidad de educar eficazmente a los hijos y niños de millones de españoles.
Los sindicatos, con sus luces y sombras, son necesarios, como lo son las organizaciones patronales. Su existencia, y sus tiras y aflojas, permiten consensos que minimizan el número y la gravedad de los conflictos. Dicho eso, los sindicatos docentes deben hacer un profundo revisionismo.
Porque, por ejemplo, no es relevante para la satisfacción vital del profesorado que el sueldo lo suban un 4% en vez de un 2%. Lo relevante es que todos los enseñantes puedan trabajar en paz. Desde el momento en que los sindicatos se andan por las ramas con rodeos buenistas en vez de reclamar con contundencia y sin melindres que se castiguen las conductas perniciosas, están traicionando a tantísima gente que cotidianamente sufre cuando va a los colegios e institutos a aprender o a enseñar. Tampoco, por cierto, es tan relevante la ratio, el número de alumnos por aula. Se da clase con mucha más serenidad y eficacia a 35 alumnos habiendo orden y respeto que a 25 alumnos sin respeto ni orden.
Los sindicatos deben hacer un profundo revisionismo de sus prioridades. No es relevante para la satisfacción vital del profesorado que el sueldo lo suban un 4% en vez de un 2%. Lo relevante es que todos los enseñantes puedan trabajar en paz. Si no nombran la necesidad de castigos, traicionan al profesorado.
No. Rotundamente no. Tenemos un déficit público acumulado descomunal. Pero, aparte de que los recursos públicos no son un saco sin fondo, la realidad es que, como cualquier actividad humana, lo que la Instrucción Pública necesita es autoridad, normas idóneas, desburocratización, orden, exigencia, control, y buena organización. Actualmente gastamos más que nunca en Educación Primaria y Secundaria, y gran parte de los niños no aprenden ni siquiera a leer, ni a escribir, ni a sumar. Y en muchos casos, ¡ni a contar!
No es un problema de inversión económica. Lo que la Instrucción Pública necesita, como cualquier actividad humana, es autoridad, normas idóneas, desburocratización, orden, exigencia, control, y buena organización. Gastamos más que nunca y los resultados son pésimos, con muchísimos más analfabetos funcionales que en 1970, 1980, y 1990.
Primero, no hace falta promulgar una ley nueva. Convendría, pero eso lleva tiempo, y urge tomar medidas inmediatas. Para ello, basta, para empezar, con retocar algunos artículos de la actual LOMLOE, desactivando sus aspectos perniciosos, e introduciendo las modificaciones a las que antes le hice referencia. Para eso bastan unos acuerdos en la Comisión de Educación del Congreso, que serían aprobados en uno de los puntos del orden del día de cualquier reunión plenaria del Congreso de los Diputados.
Bueno, es más probable si lo digo, si lo propago, que si me callo. Hay centenares de miles de enseñantes que piensan como yo, pero casi nadie se atreve a decirlo, y mucho menos en la radio o televisión. No veo valentía: no veo a mi alrededor, personas que digan lo mismo en un bar que ante un micrófono o una cámara. Se arrugan. Si nos quitamos complejos y miedo al qué dirán, y hasta el imperante pánico a salirse de la dictadura de lo políticamente correcto, si apretamos desde abajo, facilitaremos un golpe de timón de los políticos, o hasta les obligaremos a dar ese golpe de timón si se resisten. Ellos, los políticos, son cuatro gatos, y la militancia en sus partidos, ínfima. Los maestros y profesores de instituto son, ahora mismo, unos 755.000. Tres cuartos de millón de interesados.
Los 350 diputados del congreso son, o por su acción o por su silencio y omisión de auxilio, corresponsables de la situación. Todos los políticos y partidos de España son, sin excepción, ajenos a la trágica realidad escolar e ignoran la evidencia de los datos para seguir encastillados en su inercia, en su cobardía, en su pereza, y en su inacción”.
Pues ni más ni menos que aprueben, previa petición de un claustro extraordinario que deben solicitar al efecto, un acuerdo elevando a todos los partidos del Congreso de los Diputados y a todos los diputados por Canarias, la petición de que tomen las iniciativas que resulten en la derivación a Colegios de Mejora Educativa, y a Institutos de Mejora Educativa, del escaso 5% de alumnos que están impidiendo el aprendizaje del 95% restante. Esos Colegios de Mejora Educativa (COMES) e Institutos de Mejora Educativa (IMES) tendrán un personal especializado y capacitado para atender y formar a esos alumnos inadaptados que, si cambian de actitud, podrán ir retornando a colegios e institutos normales, pero que si reinciden volverán al día siguiente a los COMES e IMES.
Tragedias como el reciente asesinato de una educadora en Badajoz, el suicidio de docentes y alumnos, y el sufrimiento diario de millones de niños, adolescentes y docentes acosados, se originan casi siempre en que no se enderezó desde niños a los alumnos asalvajados: en su propio beneficio, en el de su familia, en el de sus compañeros, en el de sus maestros y profesores, y en el de toda la sociedad.
Que es meritorio el empuje con que llegó al cargo, con ganas de hacer cosas, sobre todo en el ámbito de la Formación Profesional. Algo conseguirá mejorar, con el montón de dinero que ha metido en algunas iniciativas. Pero esencialmente las cosas seguirán igual o peor, porque el Consejero, el Sr. Poli Suárez, no se da cuenta, o no quiere mojarse en eso, de que los seis cursos de Primaria, de los 6 a los 12 años de edad, son fundamentales y son también de su responsabilidad, y también los cuatro de Secundaria, de los 12 a los 16. Sin disciplina y sin supervisión, todo eso falla, y hace fracasar lo que viene después, incluida la FP.
No. ¿Qué se puede hacer, ni siquiera en la FP DUAL, con personas cuyas carencias de lectoescritura no les permiten leer y asimilar, no digo un libro, sino ni siquiera un manual de instrucciones, y muchos ni siquiera una orden de trabajo de tres renglones? Las casas no se pueden empezar por el tejado.
Sí, en cuanto accedió al cargo le solicité en una carta tener una sesión de trabajo de una hora y media, con turnos fijos rotatorios y cronometrados, los dos y en presencia de los asesores que quisiera, y adjunté en esa carta un material previo orientativo para exprimir, sacar el máximo partido, a esa reunión. La idea era animarlo a mojarse, ya que, aunque algunas de mis propuestas exceden de sus competencias, sí podían darse pasos para paliar la situación, llegando al límite de lo que la LOMLOE permite a nivel regional. Además, siempre podía trasladar lo que hoy no es factible a los líderes de su partido, el PP, para que incluyan esas iniciativas en sus programas electorales y en sus declaraciones públicas.
Sí, lo recibió en mano, me consta plenamente. Al parecer lo pasó a una subordinada, y nunca más se supo.
No quiero entrar en detalles que involucren a terceras personas. Nunca divulgo conversaciones o gestiones privadas. Le indicaré, simplemente, que lo recogió en el muelle de Agaete, o por allí cerca. Punto.
No es indiscreto, y puede interesar a los lectores. No. Disfruté mucho mis años de docencia en Bachillerato y COU, y en esa época disfrutaba también casi todo el profesorado de BUP y COU, y los maestros y maestras de la Educación General Básica, EGB. Por eso mismo, me indigna ver el sufrimiento posterior y actual de mayoría del profesorado, su desaliento y desesperanza, y el dolor moral de los alumnos a los que una minoría de machangos les está robando su infancia y su adolescencia. Les llamo machangos, pero en realidad hacen lo que se les deja hacer. La impunidad les daña a ellos mismos porque no se están formando, y porque sus malos hábitos, viciados, al no corregirse a tiempo, les harán ser toda su vida unos “ruinas” despreciados por la gente de bien. Todo a causa del pasotismo de los políticos, que perjudica irreparablemente a la sociedad entera. Incluyendo al mundo de la empresa, cuyos dirigentes se quejan de “falta de formación”, sin darse cuenta, o sin atreverse a decir, que las carencias provienen de la enseñanza primaria.
El problema empezó con la LOGSE, promulgada en 1990, y que se fue implantando a lo largo de los años 90. Cuando, en 1998, llegaron los primeros grupos de ESO a nuestro Instituto, tuvimos en un solo trimestre muchos más problemas de disciplina que en los cinco cursos anteriores con todo el alumnado de BUP y COU junto. Al ver el panorama, pedí inmediatamente, y, ayudado por mi currículum y un poco de suerte, obtuve, destino en Escuelas Oficiales de Idiomas, y asunto resuelto. Pero ese tipo de escapatoria no estaba ni está al alcance de casi nadie. Mis compañeros de otras asignaturas, e incluso también la inmensa mayoría de los de idiomas, han tenido que mamarse la tranca de una forma inadmisible en un país civilizado.
En primer lugar, hay psicólogos y psicólogos. Pero la realidad es, en todo caso, que hasta 1995 no había psicólogos ni orientadores en la enseñanza y todo funcionaba bastante bien. Ahora los hay y la situación está patas arriba. En muchísimos casos, los psicólogos, y las psicólogas, enredan las cosas con interpretaciones enrevesadas, quizá para justificar su presencia o nombramiento. Por ejemplo, a lo que es una indolencia motivada meramente en la impunidad de esa indolencia, le buscan rarísimos orígenes y diagnósticos, cuando la realidad es que siempre hubo niños y jóvenes con las más variadas circunstancias personales y ambientales, y todo eso se resolvía eficazmente con el ambiente firme, y al mismo tiempo pacífico y afectuoso, de sus colegios e institutos. El “vacío vital” proviene casi siempre de la inexistencia de estímulos, de que todo les venga, en sus casas y en sus colegios, regalado, de la falta de trabajos forzosos, de la ausencia de exigencias obligadas, de los aprobados inmerecidos. En realidad, sólo con el trabajo de evitar sanciones por mal comportamiento, ya tienen con qué entretenerse y llenar su vida. Este chiste lo refleja magistralmente:
- Cariño, el niño dice que sufre desasosiego cósmico por este vacío existencial que todo lo asfixia.
-Que se venga conmigo a cavar zanjas.
-Que dice que sólo ha sido un mareo. Que ya está mejor.
Los psicólogos están para los casos graves e imprescindibles.
Los gandules y los abusadores requieren otro tratamiento: EL PALO.
Es suficiente. Muchas gracias por su interés y el de CANARIAS NOTICIAS. Estas cosas no me las dejan decir en las teles. Mi libro, LA PRIMARIA Y SECUNDARIA: UNA SELVA ANTIEDUCATIVA, desarrolla con pelos y señales mis diagnósticos y mis propuestas, y reafirma y razona mi convicción de que, si el profesorado no presiona a los políticos, todo seguirá como va, es decir, cada año peor. A veces, en esta vida, aunque lo que se sufra sea intrínsecamente injusto, se tiene lo que se merece… por callarse.
Ø Atendiendo a la petición de Emilio de Fez, CANARIAS NOTICIAS autoriza la reproducción total o parcial de esta entrevista en cualquier medio y por cualquier vía.