El Cabildo de Gran Canaria, a través de la Consejería de Medio Ambiente, Clima, Energía y Conocimiento, ha puesto en marcha un ambicioso plan de conservación para el Pino de Casandra, también conocido como Pino Bonito. Se trata de uno de los ejemplares más antiguos y singulares de la Isla, incluido en el Catálogo de Árboles Singulares de Gran Canaria aprobado en 2021.
Este ejemplar de Pinus canariensis, con una edad estimada superior a los 380 años, se localiza en la zona de Majada Alta, dentro del Parque Rural del Nublo, junto a la Presa de las Niñas. Con un tronco de 2,5 metros de diámetro en la base y una altura de 25 metros, su copa alcanza los 30 metros de diámetro, lo que lo convierte en uno de los árboles más destacados del catálogo insular.
El consejero de Medio Ambiente, Raúl García Brink, visitó este miércoles el lugar para supervisar las medidas que ya se están aplicando dentro del Proyecto de Conservación y Mantenimiento de Palmerales y Árboles Singulares, ejecutado a través de Gesplan.
“Estamos protegiendo un auténtico patrimonio natural y cultural de Gran Canaria. El Pino de Casandra, reconocido por su singularidad tanto en la región de la Macaronesia como por el propio Gobierno de Canarias y el Cabildo, es un testigo vivo de nuestra historia. No se trata solo de conservar un árbol, sino de salvaguardar un símbolo que ha acompañado durante siglos a pastores, arrieros y caminantes en la cumbre de la isla, y que forma parte de la memoria colectiva de la población grancanaria”, manifestó.
El consejero explicó que las actuaciones ya están mostrando resultados esperanzadores. “En muy poco tiempo hemos podido observar una mejora en el estado de sus acículas, una señal alentadora de que vamos por el buen camino. Nuestro compromiso es garantizar que este ejemplar singular continúe siendo referente para las generaciones futuras, demostrando que, cuando cuidamos con rigor nuestro entorno, la naturaleza responde”.
Medidas en marcha
El plan contempla riegos periódicos con cubas de 8.000 litros en junio, julio y agosto de 2025 sobre un área de 400 metros cuadrados bajo la proyección de la copa. Además, se ha aplicado abono orgánico tipo bocashi, elaborado en el Vivero de Tafira, junto con pinocha en capas de 10 centímetros, protegidas por una malla de fibra de coco para mejorar la estabilidad del suelo y frenar la erosión.
Para contener el tránsito de personas y ganado, que provoca pisoteo y daños en la raíz, se han delimitado y consolidado los caminos de acceso, además de instalar cartelería informativa provisional. El presupuesto total de estas actuaciones asciende a 16.000 euros.
En la fase siguiente, se colocará una mesa informativa permanente que ayudará a sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de proteger este monumento arbóreo.
García Brink agradeció la implicación de distintas entidades y equipos en este proyecto, entre ellos el Vivero de Tafira, responsable de la producción del bocashi aplicado al suelo; la Universidad de Göttingen, que participó en la evaluación del estado del árbol en 2022; y la Comunidad de Regantes de la Presa Cuevas de las Niñas, propietaria del embalse, con una mención especial a su anterior presidente, Diego Cambreleng, “un ejemplo de colaboración público-privada”.
Asimismo, destacó el trabajo de la Unidad Phoenix de Gesplan y el equipo de árboles singulares de la Consejería, “cuyo trabajo ha sido clave en la ejecución de las medidas de conservación”.