Juan Arencibia Rocha
Técnico Comercial y Economista del Estado
Ahora que estamos celebrando fechas y aniversarios históricos, me he animado a hacer público y notorio el momento histórico en que nuestro país pasó de ser “un país subdesarrollado o en vía de desarrollo a un país desarrollado”.
Después de la II Guerra Mundial y del proceso de descolonización de los varios imperios históricos (inglés, francés, holandés, belga, etc) aparecen en el panorama mundial nuevos y numerosos estados independientes que se han encajado en los distintos organismos internacionales existentes: ONU, OCDE, GATT, Banco Mundial, FMI, y otros. No voy a entrar en las condiciones que se exigían por cada organismo a los países candidatos a ser miembros, ya que supondría que cada uno de ellos contara su historia y su misión.
En 1930, la Sociedad de Naciones reconocía algo más de 40 países, ocupando España el puesto 28 de las economías agrícolas. Actualmente, en la ONU hay reconocidos más de 190 estados y España está entre los primeros 20 países más desarrollados. Esto nos da una fotografía real del proceso histórico que hemos visto y vivido en estos 70 años desde final de la II Guerra Mundial.
¿A que responde el actualizar esta información? En la revista Actualidad Económica, en su número 3000 y celebrando su 68 aniversario, Lorenzo Bernaldo de Quirós inserta un artículo que se titula “La Economía Política del Franquismo”. Estando de acuerdo con todo lo que dice, me veo en la obligación moral de desarrollar algunos puntos concretos.
En particular quiero destacar “el largo y vigoroso crecimiento del periodo 1959-1973 de nuestro país como consecuencia del plan de estabilización del 1957”.
A esta referencia, tengo que añadir algunos datos históricos personales que justifican mi planteamiento en este artículo:
a) En 1945 el ministro de educación Ibañez Martín creó la facultad de CC Politicas y Económicas ubicándola en la Universidad Central de la calle San Bernardo de Madrid, que luego sería trasladada a la Ciudad Universitaria.
b) En 1947 me incorporo a la facultad de CC Económicas y en 1948 a la facultad de Derecho de Madrid.
c) En 1954 fui becado por la Universidad de Nancy para participar en unos cursos impartidos por el Centro Europeo de Estudios Universitarios, creados por el Gobierno Francés para fomentar el espíritu de la Unión Europea.
d) En 1961 ingresé en el cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado.
En aquellos momentos estaba la situación económica y social española en situación muy grave. Me limitaré a señalar que el IEME disponía tan sólo de 40 millones de dólares para pagar importaciones de combustible y otros bienes básicos.
El Plan de Estabilización se aprobó en 1957 porque estábamos prácticamente en quiebra. No obstante, el entonces ministro de Comercio, Ullastres, no pudo poner en marcha la nueva organización hasta 1960.
A partir de ese momento la Dirección General de Comercio Exterior, básica dentro del nuevo Ministerio de Comercio, fue la responsable de toda la política comercial española y de la financiación exterior.
Por consiguiente, en ese año, se inició una nueva movilización del régimen económico vigente, liberalizándose todas las operaciones comerciales y las inversiones extranjeras. A mi me tocaron numerosas negociaciones con el poder político dominante del régimen, representado por La Organización Sindical y por la Comisaría de Abastecimiento y Transporte.
Las dos instituciones básicas de ese régimen eran la Organización Sindical con 21 sindicatos verticales que controlaban todos los sectores de la comunidad española, y la Comisaria de Abastecimiento y Transportes, que se encargaba del consumo nacional con oficinas en todas las provincias.
España estaba prácticamente en quiebra ya que apenas teníamos divisas para pagar las importaciones.
Los Pactos de Madrid de 1953, donde se acordaron las instalaciones de cuatro bases militares americanas en España, fueron una solución transitoria de la situación del país. Los americanos se dieron cuenta de que la situación económica española no les favorecía y ayudaron a que se visualizara esta situación a nivel internacional.
La reacción de los sectores internacionales fue muy oportuna porque, habiéndose finalizado la recuperación de Europa occidental después de la II Guerra Mundial, buscaba nuevas oportunidades de negocio que encontraron en nuestro país por la abundante mano de obra y bajos salarios. Menciono especialmente la Industria Química, Textil, Agroalimentaria, Mecánica, Automóvil y las diversas secciones turísticas, que se desarrollaron ampliamente en todas nuestras regiones de tal manera que, cuando me fui a Washington como consejero comercial en 1970, España ya era una potencia económica Mundial.
Entre las misiones que tenía, me encomendaron negociar pasar de país subdesarrollado a país desarrollado. Por lo cual tuve que entrar en contacto con organismos internacionales como GATT, FMI, Banco Mundial y otras, además de organismos americanos (Ministerio de Comercio, Ministerio de Hacienda, el Food and Drug Administration, y el EXIN BANK).
Se había iniciado ya desde 1960 una nueva etapa de nuestra historia económica, con un crecimiento medio del PIB del 7-8% anual y que permitió la espectacular evolución de la sociedad Española, sólo superada por Japón, que tuvo un crecimiento medio del 9%.
El ministro de asuntos exteriores López Bravo fue a Washington en los años 1974-1975 para definir las condiciones y aprobar las medidas que se tenían que cumplir para que España entrara en el grupo de Países Desarrollados. Las condiciones se cumplieron y sólo tuvimos que sortear el obstáculo de Brasil, que tenía cifras similares a las nuestras de PIB. Finalmente, ocupamos el puesto 11-12 por las cifras correspondientes al PIB.
El periodo 1960 – 1975 se conoce como “el milagro económico español”. Actualmente, de los más de 190 Estados reconocidos por la ONU, España se sitúa entre los 20 primeros.
Sobre el artículo anteriormente citado quería recalcar la siguiente reflexión: España se convirtió en Potencia económica Mundial en 1975.
Juan Arencibia Rocha
Técnico Comercial y Economista del Estado