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ADIÓS, MARIANO

De un día para otro la vida cambia. El miércoles entró en prisión Rosalía Iglesias, la mujer de Bárcenas, con un Gobierno del PP y el jueves salió de la cárcel tras pagar 200.000 euros de fianza y las cosas habían cambiado completamente.
Cuando entró en la trena por estar condenada a 15 años por corrupción no se imaginaba que en 24 horas Rajoy iba a salir del gobierno de la nación debido a una moción de censura presentada por el socialista Pedro Sánchez y que, por primera vez en la democracia española de más de 40 años, salió adelante.
Hay españoles que se han rasgado las vestiduras y han clamado el grito al cielo porque el nuevo gobierno que va a presidir Pedro Sánchez está apoyado por un sinfín de partidos de lo más variopinto, donde hay antisistema, independentistas, nacionalistas, republicanos y demás yerbas.
PP y Ciudadanos han dicho, para asustar, que se trata de un gobierno Frankenstein porque está compuesto, según ellos, de retales. Es verdad que Pedro Sánchez no lo tendrá fácil para presidir un gobierno tan desigual y es posible que tenga que hacerse de jirones de telas variadas y algunas incompatibles entre sí.
Sin embargo, los partidarios de este gobierno aseguran que es mejor un gobierno Frankenstein que uno formado por Alí Babá y los 40 ladrones. Incluso hay militantes de base del PP que se avergüenzan por lo que han hecho algunos de sus dirigentes nacionales en los últimos años, lucrándose ilegalmente a espaldas del pueblo y de sus mismos electores.
Casi no queda ningún ministro de Aznar sin imputar. Algunos incluso han pasado por la cárcel, como su exvicepresidente y exministro de Economía, Rodrigo Rato, o su exministro de Política Territorial y Medio Ambiente, Jaume Matas, o su exministro de Trabajo, Eduardo Zaplana. Estos dos últimos fueron además presidentes de las comunidades autónomas de Baleares y la valenciana, respectivamente.
La exministra de Sanidad, Ana Mato, no ha pasado por la cárcel pero sí ha sido condenado en el caso Gürtel. A su exmarido Jesús Sepúlveda sí le han caído unos cuantos años.
Basta retrotraernos a la boda de la hija de Aznar para ver cómo la mayoría de los invitados han sido imputados o condenados por corrupción. Así y todo hay pitonisos que auguran un mal futuro para el próximo Gobierno de Pedro Sánchez sin ni siquiera haberse formado. Esos mismos videntes no se percataron, sin embargo, de la cantidad de corruptos y chorizos que se generaron en los gobiernos de Aznar y Rajoy.
Precisamente por eso no hay que hacerles mucho caso, a pesar de que hagan tanto ruido. El PSOE de Felipe González empezó relativamente bien hasta que comenzaron sus corruptelas, sus gales y sus roldanes. La Justicia condenó y metió en la cárcel a algunos de sus dirigentes y los socialistas lo pagaron en las urnas.
Ahora pagarán los populares por sus delitos e inmoralidades. Esa catarsis puede ser buena no solo para España sino para el propio PP. Cuando empieza a crecer la mala hierba, la única manera de acabar con ella es cortarla de raíz.

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