ÚLTIMA HORA

APAPACHAR O ACARICIAR CON EL ALMA

José Fco. Fernández Belda

Viviendo en San Borondón


En estos días en que parece una obligación moral, a veces también física, amar a nuestros semejantes y desearles paz, salud, felicidad, amor y la justa prosperidad, tiempos en los que se dispensan abrazos o palmadas cariñosas, destaca una palabra hermosa, que aunque sea muy usada en México y no tanto en España, encierra todos esos buenos deseos: apapachar.

Tirando del inmenso conocimiento en estas cuestiones de Mr. Google, se pueden entresacar algunas definiciones más o menos académicas y ortodoxas de esa palabra. Así, la Real Academia Española de la Lengua, (RAE), define la palabra apapacho, de claro origen náhuatl, como una “palmadita cariñosa o un abrazo”. No obstante, la traductora al español de esa lengua y poetisa mexicana Ana Marisol Reséndiz, señala que el significado original de esa palabra tiene que ver con una definición más tierna que va más allá de una simple “palmadita cariñosa”. Señala que es muy difícil traducir al español la lengua náhuatl y tratar de hacerlo lo mejor posible, es una experiencia complicada. Como ella misma dice hay que interpretar “filosóficamente, pues la traducción directa no existe, sino que es un puente lingüístico”. Con mucha frecuencia usamos en español, sobre todo el mexicano, “palabras que provienen del náhuatl como: aguacate, chocolate, papalote, comal, jícara, entre un largo etcétera. Sin embargo, muchas veces las utilizamos de forma tan natural, que no nos detenemos a pensar en sus orígenes y sobre todo en su significado”.

Por cierto, una palabra relacionada con el verbo apapachar puede ser “apachurrar”, definida por la RAE como aplastar y, sin duda, hay quienes aplastan mucho a la hora de apapachar. Aprovechando el momento y la ocasión, leo en la prensa que la Fundación del Español Urgente (Fundéu-RAE), promovida por la Agencia EFE y la Real Academia Española, otorga el título de palabra del año 2022 a la expresión compleja “inteligencia artificial”. Desconozco los criterios de selección, aunque es de suponer que estén relacionados con la relevancia y la frecuencia de su uso en los medios de comunicación. ¡Cuanto me hubiera agradado que entre las palabras seleccionadas estuviera apapachar!

He de reconocer, y reconozco, como hubiera dicho el Presidente Adolfo Suárez, que la palabra apapachar y sus derivadas, entran dentro de mi vocabulario doméstico. Y lo está con el significado que explica Ana Marisol Reséndiz. Es algo más que un abrazo. Es, como ella repite, “una caricia del alma” a quien se apapacha. Y si el apapachamiento es correspondido, a los apapachantes sólo les faltaría levitar para alcanzar la Gloria, el Nirvana y, ya puestos, hasta el Valhalla vikingo.

Y como confesión personal, ya a mis años poco importa lo que puedan opinar de mí, les diré que cuando me acuesto a descansar en mi cama, Bicho (mi perrito teckel), se tumba a mis pies buscando el contacto físico. Es entonces cuando le digo: “¡Bicho, ven aquí que te apapacho!”. Para mí que es una de las palabras que él entiende, pues entonces se me acerca poco a poco a mi pecho, como disfrutando sin prisa de lo que espera, y se me mete entre los brazos para que lo apapache. La verdad es que no por mucho tiempo, ya que para los salchichitas, como diría Millán Astray, muestras de cariño ¡las justas y precisas!

Son unos momentos mágicos que hacen si no olvidar al menos perdonar las travesuras que ha hecho antes, las que he descubierto y las que descubriré más tarde, aunque Bicho me mire con cara de no haber roto un plato y yo me ría para mis adentros al reñirle. Estas son cosas que sólo los que tienen o han tenido mascotas a su cargo son capaces de entender. Para los demás, somos seres raros ¡que hasta hablan con los perros y los gatos!


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