ÚLTIMA HORA

AUNQUE EL BURKA SEA DE SEDA

José Fco. Fernández Belda

Viviendo en San Borondón

Hace unos días tuve el horror, que no el honor, de comprobar apenas unos instantes cómo ve la vida exterior una mujer afgana a través de la rejilla de un burka. Es una sensación de agobio y de encarcelamiento difícil de imaginar, sólo se acierta a intuir, si no se tiene la experiencia en cuerpo propio. A muchas feministas de manifa política y pandereta subvencionada, les recomendaría que salieran a la calle con esa prenda, es un decir, máxime si además hace una calufa sanjuanera o un solajero de esos que más arriba de Cádiz llaman “un sol de justicia”.

En los países confesionalmente musulmanes y según tradiciones y ramas del islam predominantes en cada uno, se utilizan en la vida cotidiana cinco tipos de prendas femeninas ligadas a interpretaciones, reales o imaginadas e impuestas, del Corán, la sharía o para algunos de los textos hadices que son dichos o acciones atribuidos al profeta Mahoma:

a) Uno es el Hijab o velo islámico, que es un pañuelo utilizado para tapar el pelo, confeccionado con telas ligeras o sedas, usualmente negrasd. Una variante más pequeña y con dibujos multicolores es el Al Amira, más usual en Túnez, Egipto, Turquía, Irak, países que con una media del 44% de la población musulmana creen que es el más apropiado, porcentaje que baja hasta el 12% en el caso del Hijab.

b) Otro es el Niqab, que es como una especie de saco invertido, que puesto sobre la cabeza y llegando hasta la cintura, oculta el rostro de la mujer pero deja los ojos al descubierto. Justo lo contrario a un clásico antifaz, solo que mucho más grande. En Arabia Saudí el 63% de los entrevistados para una encuesta publicada por Europapress el 14/03/2017, afirma que es la prenda más apropiada, aunque el porcentaje sería del 8%, como media, en el mundo islámico.

c) Chador, en como el Niqab, pero deja el rostro al descubierto y es de color negro.

d) El Burka, vestimenta que tapa a las mujeres totalmente desde los pies a la cabeza y que dispone de una tupida rejilla frontal a la altura de los ojos, que además limita la visión lateral.

Cabe destacar que entre los países encuestados (Túnez, Egipto, Turquía. Irak, Líbano, Pakistán y Arabia Saudí), es el Líbano donde se rechaza mayoritariamente la imposición de cualquiera de estas prendas como la vestimenta más adecuada. El porcentaje de los que opinan que mejor ninguna de ellas, alcanza el 49%, y un 32% considera adecuado el Al Amira.

Y volviendo al Burka, al menos en lo que a mí se refiere, me sorprendió que estuviera profusamente bordado, confeccionado en una tela suave y con la espalda en tela plisada. Además hecho con un tejido de un bello color azul eléctrico o azulón.

Pero, parafraseando al refrán, aunque el Burka se vista de seda, Burka se queda... Una jaula cárcel, aunque sea de oro, cárcel liberticida seguirá siendo. Mientras tanto en Europa hay un gran debate sobre la libertad religiosa y el derecho de la mujer a elegir su vestimenta. Eso sería, tal vez, aceptable si la libertad fuera para todas las confesiones y la mujer, en este caso, pudiera elegir libremente sin soportar imposiciones familiares o del grupo liberticida y fundamentalista aleccionado convenientemente por el imán de turno.

¿Para cuando me dice usted que saldrán a las calles las concienciadas feministas subvencionadas, más preocupadas por el activismo político antisistema que por la lucha activa para lograr que en esos países musulmanes reinen los derechos humanos para las mujeres y también, en otras cosas distintas a la vestimenta, para ambos sexos? Uhhhh, el año que viene, si Trostky quiere y las consignas lo permiten.

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