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BOLIVIA EN LA ENCRUCIJADA

Al asumir el poder en el 2006, Evo Morales procedió a nacionalizar las principales zonas extractivas bolivianas cuya concesión estaba en manos de empresas como Jindal Steel y South American Silver, con lo que se granjeó la enemistad de las cancillerías anglo-estadounidenses y pasó a engrosar las filas de los países refractarios a los dictados de Washington. Sin embargo,el acuerdo con Rusia para la creación de un centro de tecnología nuclear en Bolivia y la entente con la empresa china Xinjiang TBEA Group Company para la construcción de una planta de carbonato de litio en el departamento de Potosí, habría encendido las alarmas en el Pentágono. 

Así, Bolivia poseería el 70% de las reservas mundiales de litio, elemento esencial para la fabricación del coche eléctrico, pero la complejidad de su extracción y procesamiento ha impedido a Bolivia desarrollar una industria propia al carecer del capital necesario y la tecnología adecuada, por lo que tras el golpe blando cívico-militar contra Evo Morales que contaría con las bendiciones de la Administración Trump, asistiremos al desembarco de empresas anglo-estadounidenses tras retornar Bolivia a la senda de países tutelados por EEUU.

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