ÚLTIMA HORA

DECRECIMIENTO TURÍSTICO JUSTO VS. FALSO

Asunción Blanco-Romero

Profesora titular de Geografía de la Universitat Autónoma de Barcelona

"Decrecimiento turístico justo vs. falso" / Fair vs. fake touristic degrowth[1]

La realidad de los últimos años, mucho antes de la pandemia, nos muestra de manera reiterada que numerosos destinos turísticos maduros, inmersos en el llamado modelo de turismo de masas, se enfrentan a situaciones de saturación, provocando efectos negativos que parecen no compensan los beneficios que hasta ahora se le atribuían al sector (condiciones laborales precarizadas, procesos de turistificación en el ámbito de la vivienda, confrontación por el uso y la difícil convivencia en el espacio público de los destinos, etc.). En este contexto han ido surgiendo posturas encontradas, entre los defensores y los grupos críticos desde el sector, las administraciones y la ciudadanía. Conceptos mal aplicados como la turismofobia, se impusieron en un determinado momento para identificar lo que en realidad no es ni más ni menos que la defensa del derecho a una vida digna en los lugares de residencia para la población local (con o sin el turismo). Lo mismo ha ocurrido con los postulados defendidos desde el llamado decrecimiento. Este concepto, hasta la actualidad más desarrollado a nivel académico e ideológico que práctico, no es exclusivo del sector turístico. La reflexión en torno al decrecimiento y sus diversos enfoques no son un campo nuevo, ni un concepto poco trabajado, aunque se quiera plantear así por sectores reacios a su puesta en práctica. Ya a inicios de los años 2000, Serge Latouche divulgaba sus aportaciones sobre la teoría del decrecimiento considerándolo como “una necesidad, no simplemente un principio, un ideal, sino el objetivo único de una sociedad del post-desarrollo…” (Latouche, 2003: 3-4). 

A pesar de proponer unos principios que podrían ayudar a revertir las consecuencias del crecimiento exponencial de la actividad económica extractivista en general, y la turística en particular, estas bases para un posible camino hacia un desarrollo adecuado a través del decrecimiento planificado y consensuado no están siendo aplicadas. Es más, algunas de las propuestas para mitigar los impactos negativos llevadas a cabo por diversos agentes a menudo resultan contradictorias o contraproducentes. Por ese motivo nos parece necesario e interesante abordar la disyuntiva del “decrecimiento turístico falso” frente al “decrecimiento justo”.

Un ejemplo lo encontramos en la adopción del llamado "turismo de calidad", término que en los últimos tiempos está popularizando la industria, y que se presenta como una forma de decrecimiento turístico (cooptando el concepto en sus discursos). Este enfoque, que dice centrarse en atraer a un menor número de turistas, en realidad se está focalizando en un turismo de élite, de alto poder adquisitivo, exclusivista, pero no aborda los problemas eco-sociales de fondo. Este tipo de decrecimiento sería considerado "falso" porque no promueve la justicia social y ambiental, sino que perpetúa la desigualdad y la insostenibilidad, dado que se trata de una práctica de un enorme impacto y altamente depredador. Ante esto, es evidente que el llamado "turismo de calidad" no es una solución viable para los problemas del turismo de masas. Este enfoque elitista no aborda las raíces ecosociales de los impactos negativos del turismo y, en cambio, puede agravar las crisis al desviar la atención de la lógica del crecimiento y la acumulación. El mal entendido turismo de calidad supone la segregación por riqueza y clase social, lo que contradice los principios del decrecimiento justo y estaríamos frente a la antítesis precisamente de sus postulados. Un decrecimiento “justo” se opone al crecimiento continuo y la acumulación de capital, proponiendo una economía que opere dentro de los límites naturales y reduzca la desigualdad. Así, una reducción planificada y democrática del flujo de energía y materiales per cápita mejoraría el bienestar social y ecológico, mediante la redistribución radical de la riqueza y el acceso equitativo a los recursos. 

Uno de los posibles caminos hacia un turismo justo dentro de los postulados decrecentistas sería la desmercantilización del ocio y la promoción de viajes de proximidad. Esto implica reducir la dependencia del turismo internacional y fomentar un turismo más localizado y adecuado a cada uno de los destinos. El decrecimiento turístico justo se presenta como una alternativa viable y necesaria para abordar los problemas del turismo de masas, promoviendo una redistribución equitativa de los recursos y una economía que opere dentro de los límites naturales. Examinar las posibilidades y limitaciones asociadas al decrecimiento en el sector turístico puede ser un interesante ejercicio, sobre todo si se lleva a cabo de manera consciente, calmada y planificada desde el interior del propio sector.


[1] Inspirado en la línia de análisis presentada en el artículo: Asunción Blanco-Romero, Macià Blázquez-Salom & Robert Fletcher (2023). Fair vs. fake touristic degrowth, Tourism Recreation Researchhttps://doi.org/10.1080/02508281.2023.2248578

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