José Fco. Fernández Belda
Viviendo en San Borondón
El pasado día 4 de marzo, los corresponsales de BBC News Lyse Doucet y Wael Hussein informaban desde El Cairo “que los líderes árabes reunidos en la capital egipcia en una cumbre de emergencia habían aprobado una alternativa de 53.000 millones de dólares al plan de Trump para Gaza. Un plan de reconstrucción para rivalizar con la idea del presidente Donald Trump de que Estados Unidos “se apodere de Gaza” y expulse a más de dos millones de palestinos”.
La cumbre fue organizada por Egipto y reunió a los líderes de la mayoría de los países miembros de la Liga Árabe. Aunque en teoría debían estar representados los 22 Estados árabes, al encuentro no asistieron ni los altos mandos de Arabia Saudí ni los de los Emiratos Árabes Unidos y el representante argelino se retiró. Entre los países que sí estuvieron presentes se encontraban, entre otros, Egipto (anfitrión), Jordania, Qatar, Kuwait, Omán, Bahréin y el presidente de la Autoridad Palestina, lo que evidenció un apoyo unificado a la propuesta egipcia para la reconstrucción de Gaza. Hamás fue excluido expresamente de esta cumbre, pues solamente ellos están interesados en obtener fondos de ayuda y proseguir con la guerra santa contra Israel.
“El plan de Egipto es ahora un plan árabe”, anunció el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, al final de esta reunión de varias horas. Sin referirse específicamente a las ideas del presidente Trump, anunciado como una “Riviera de Oriente Medio”, subrayó que “la postura árabe es rechazar cualquier desplazamiento, ya sea voluntario o forzado”. Este nuevo plan propone que Gaza sea dirigida, temporalmente, por un “comité de gestión de Gaza bajo el paraguas del gobierno palestino” compuesto por tecnócratas cualificados, excluyendo totalmente a Hamás y pidiendo al Consejo de Seguridad de la ONU que desplegara fuerzas internacionales para el mantenimiento de la paz.
Los estados adinerados del Golfo parecen dispuestos a pagar parte de la colosal factura. Pero nadie está dispuesto a invertir a menos que esté absolutamente convencido de que se logrará una paz real y duradera que, en principio, se deberá basar en la aceptación negociada de los “Acuerdos de Abraham”, el reconocimiento del Estado de Israel garantizando su seguridad y la aceptando la solución de los dos estados, tal como se aprobó en la ONU en 1947.
Aunque el presidente estadounidense ha dicho que no “impondrá” sus ideas a nadie, sigue insistiendo en que su propuesta es la que “realmente funcionará”. Ahora les toca a los Estados árabes y a sus aliados demostrar que su plan es el único posible o deseable. La propuesta de Trump de hacer de Gaza la “Riviera del Oriente Medio”, ha logrado de momento obligar a que los países árabes presenten un plan alternativo dotado de financiación suficiente. De lo publicado en la prensa sobre esta cumbre de El Cairo, tal vez puedan sacarse algunas conclusiones provisionales:
1. Pudiera ser que lograr esa reacción de la Liga Árabe fuera lo que Donald Trump tuviera en mente al lanzar su iniciativa. Agitar el avispero, como suele decirse.
2. Lo segundo que aparece claro en ambas alternativas es que Hamás debe desaparecer totalmente y no tener la posibilidad de continuar con su terrorismo yihadista bajo el escudo de Irán.
3. Ha quedado muy claro que ningún país árabe quiere aceptar a los palestinos de Gaza en su territorio, por eso rechazan tanto el desplazamiento como la emigración hacia sus respectivos países. Por cierto, eso es lo que han hecho desde siempre.
4. La Liga Árabe tienen serias dudas de que pudiera ser la Autoridad Nacional Palestina, los de Al Fatah con Mahmud Abbas al frente, quien lidere el proceso de reconstrucción, pues no pueden olvidar ni obviar la gigantesca corrupción que tiene a sus espaldas desde que la presidiera el terrorista Yaser Arafat. La penosa experiencia destructiva en El Líbano sigue bien presente en la memoria de todos los árabes.
5. En relación con el plan árabe, no se dice nada en los comunicados de prensa de cuál va a ser la contrapartida que recibirán los que finalmente acepten financiar los 53.000 millones de dólares que inicialmente se calcula que costaría ejecutar este plan.
También Trump, con su estrategia negociadora un tanto estrafalaria, ha logrado que la firma definitiva y completa de sus “Acuerdos de Abraham” esté más cerca que nunca y por primera vez pueda asentarse la paz y el desarrollo social y económico de los habitantes del Oriente Medio, acabando con sus propias guerras fratricidas y matanzas seculares, sin necesidad de que Israel interviniera y aún antes de existir. Y a esta firma de los acuerdos sólo parece oponerse Irán, que por no ser un país miembro de la Liga Árabe, no ha sido invitado a esta cumbre.
La postura de Israel que puede leerse en la prensa, en relación con esta cumbre, hace hincapié en que los tres problemas inmediatos más graves y sine qua non que hay que solucionar para que haya paz en el Oriente Medio, no figuran explícitamente en los acuerdos de El Cairo: uno, la devolución de los rehenes secuestrados, vivos y muertos; dos, la desmilitarización y destrucción del armamento y los túneles de todos los grupos terroristas musulmanes de Gaza, no solo de Hamás; y por último el tercero, el reconocimiento de la existencia del Estado de Israel. En las próximas semanas o meses se sabrá, o no, cual de los planes se llevará a cabo.
Fuente: www.bbc.com/news/articles/cjd32xyjg4eo
