Todos los autores/as quieren hacer un libro genial y maestro que perdure siglos y milenios como La Odisea o como El Ramayana o como La Divina Comedia.
También todos los autores en todas las artes y saberes y ciencias y filosofía y teología, e, incluso todos los empresarios quieren montar industrias que perduren siglos, aunque saben que al final, unas serán absorbidas por otras. El ingenio y genio en los negocios, no es tan diferente, creo, que como el de las letras o las artes o las ciencias o las filosofías o las religiones…
Todos los que se acercan a estos abrevaderos, quieren creer que pueden hacer el cuadro, o mejor una Capilla Sixtina producida por ellos, que cambie el mundo mental y conceptual y la sensibilidad del corazón humano. Quieren influir en el presente y en el futuro. Una nueva demostración matemática que cambie la realidad de la mirada. Una nueva mirada físico matemática que nos explique mejor todo el universo físico, una nueva interpretación filosófica o…
No sé, cuánto de vanidad y de soberbia existe en esos intentos. Cuánto de verdad, de verdadera búsqueda de la realidad. Cuánto intento de que te quieran, como decía García Márquez, cuánto de pasar a la historia, cuánto de olvidar los ninguneos y silencios que han sometido a esa persona, cuánto de inconsciente y no sabe el porqué y el por qué profundo de esa realidad. No sé cuanto después de leer cientos de obras de teatro, alguien se ve obligado a escribir una, o alguien después de haber visto y percibido miles de viñetas de humor gráfico se ve constreñido a realizar unas decenas o unos cientos, por mimesis o imitación. No voy a narrar aquí todas las teorías estéticas del origen de la invención, la creación, el ingenio y similares…
Pero, si debemos aceptar la realidad, existen personas que quieren realizar imperios económicos, otros cambiar la dirección del Estado, aquellos tener múltiples placeres y sensualidades, en un campo o en varios, pero también existen otros seres humanos que quieren producir una gran obra cultural que cambie o al menos, llegue a lo profundo del corazón humano, pero también existen seres humanos que se quieren unir y amar al Buen Dios, lo más posible en esta tierra, y, también existen personas que quieren vivir con la dignidad de seres humanos, pero en un plano del silencio, no ser conocidas, sino en una especie de anonimato que les permita entender y comprender mejor la realidad, pero siempre estando en las barreras, vivir con la dignidad y honestidad de lo suficiente en el anonimato…
Hoy, también un ayer, de hace varios años, me he vuelto a encontrar con un artículo del maestro de la narrativa y del articulismo, A. Muños Molina, titulado: El Libro Secreto, publicado en El Ideal, de Granada, ya hace décadas. Cada vez, me pregunto más, sin desearlo me pregunto y me cuestiono más, cual es la razón de un libro, si el sistema libro irá desapareciendo, y, se irá transformando y cambiando la información, en vez de sistemas sistemáticos de un saber, de cien o mil páginas, se cambiará por fragmentos de dos o tres páginas que te lo enviarán vía Internet. Nunca desaparecerán los libros, pero en el conjunto de la información que se emite y se recibe, no podemos negar, que ha ido pasando, en tanto por ciento, en ser inferior en el conjunto –existen los medios audiovisuales de información, que son masivos actualmente-.
Nosotros, este escribiente, que es de la generación de los libros en papel y de los periódicos en papel, que nos hemos nutrido, nos hemos convertido nuestras neuronas y células en esa forma de ser y de estar en el mundo. Somos lo que hemos leído, en parte, también lo que hemos visto y dormido y soñado y sentido y percibido y oído, también lo oído con los ojos de las orejas y del fonendo del cerebro…
Sé, si sé que van pasando generaciones, ya voy conociendo en el recuerdo, personas que hubo unos años o décadas, que estaban en el teatro de este mundo, y, que ya, ya no juegan a los bolos, ni se toman las cañas con tapa del mediodía. Ya, ya o están en alguna residencia por algún lugar de Iberia, o están en algún lugar cercano a un hijo o hija, o quizás, están ya en las lápidas de un camposanto de aquí cerca o de aquí lejos. Pero muchos esperan que Después existe y exista el Después individual. La mayoría de la humanidad ha creído en ello, bajo distintos nombres…
Hoy, recordamos a Antonio Muñoz Molina, que como en otros lugares he indicado, se merece el Nóbel de Suecia, o al menos, preséntenlo como candidato, y, hoy recuerdo a aquellos seres humanos, que quizás, no tienen demasiados bienes de fortuna, pero se han pasado la vida, intentando encontrar la solución a una enfermedad, o estudiando moluscos, o quizás inventando fórmulas matemáticas, o creando empresas, o llevando un pequeño negocio de ventas al por menor, o, dirigiendo su propia casa haciendo tortillas, o buscando un libro o “libro” que intente producir otra interpretación más correcta y perfecta y racional y moral del mundo… A esas personas que han buscado y creen que todavía, puede existir un libro secreto por hacer.
