ÚLTIMA HORA

EL UNO Y EL DOS

José Fco. Fernández Belda

Viviendo en San Borondón

El Uno y el Dos” es una fábula escrita por Cayetano Fernández (Cádiz, 1820 - Sevilla, 1901), que me ha venido a la mente al escuchar, con mucha vergüenza ajena, cómo el Gobierno de España de Podemos-PSOE, el Huno y el Dos, ha tratado de mentir de nuevo a la OCDE y al pueblo español diciendo que éramos el país que más test para detectar el coronavirus maldito había hecho del mundo mundial... por cierto, mentira propagada reiteradamente por Illa y no desmentida por Maldita ni por Newtral, tal vez porque venía con certificado de bulo oficial y a esos no toca desmentirlos. Tampoco lo hizo el gran experto Fernando Simón, que para estas cosas de la propaganda, no es que no se despeine, es que ya viene despeinado de casa.

Con los datos iniciales mandados por el Gobierno, la OCDE clasificó a España en el octavo puesto de la clasificación. Pero, tras un somero análisis de los datos, comprobó la trampa y nos bajó de golpe al puesto 18... ¡es la diferencia de poner o no un uno, quizás como dice Cayetano Fernández porque el uno es un guarismo de derechas!

Hubiera sido de justicia poética, aunque una desgracia para los españoles, que el puesto real en el ranking hubiera sido el 28, por lo que la fábula dice del número dos...

Graves autores contaron

que en el país de los Ceros

el Uno y el Dos entraron;

y, desde luego, trataron

de medrar y hacer dineros.

Pronto el Uno hizo cosecha,

pues a los Ceros honraba

con amistad muy estrecha,

y dándoles la derecha,

así el valor aumentaba.

Pero el Dos tiene otra cuerda,

¡todo es orgullo maldito!

Y con táctica tan lerda,

los ceros pone a la izquierda,

y así no medraba un pito.

En suma, el humilde Uno

llegó a hacerse millonario,

mientras el Dos importuno

por su orgullo cual ninguno

no pasó de un perdulario.

Luego ved con maravilla

en esta fábula ascética,

que el más baja más brilla,

y el que se exalta se humilla

hasta en la misma Aritmética.

Se dice frecuentemente, desconozco con qué fundamento, que Iván Redondo es un genio de la comunicación. Si es verdad, que no lo sé, que los bulos gubernamentales los elabora él, no es que sea un gran experto en comunicación, lo es realmente en la mentira revolucionaria y la agitprop, valga la redundancia. Dicen que su buen hacer no lo aprovechó el gobierno de Mariano Rajoy, por lo que se ofreció a la PSOE a serle útil, cosa que el Dr. Sánchez aceptó con un generoso cargo y carga al tesoro público.

Tengo para mí que no es que Iván Redondo sea un gran comunicador, sino que juega en terreno amigo bien abonado, en sentido metafórico y económico, de los medios de comunicación que le hacen la ola al social-podemismo. Creo firmemente que, de ser esto así, la ciencia de la comunicación, entendida como la transmisión clara y eficaz de la verdad y la ética del mensaje, aunque éstas tengan siempre un punto de subjetividad, está de luto. Sin duda Satanás fue un gran “comunicador”, logrando que Adán y Eva o Eva y Adán comieran la manzana desde aquellos tiempos hasta los actuales donde reina el coronavirus.

 

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