Juan Arencibia Rocha
Técnico Comercial y Economista del Estado
Tras el éxito conseguido por López Linares con su documental “España, la primera globalización”, me he animado a salir a la palestra con este artículo, que siempre he tenido en mi ánimo por el protagonismo que tuve entre los años 1,961 y 1,975. Esta época coincidió con mi etapa como funcionario público, miembro del Cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado: hasta junio de 1970 desempeñé varios puestos dentro de la Dirección General de Comercio Exterior y del 1970 hasta 1975 fui consejero Económico y Comercial de la Embajada de España en Washington (Estados Unidos).
La modernización del Gobierno y de la Política Económica Española se inició en febrero de 1957, con la reforma que hizo el jefe del Estado y que implicó cambios varios en la estructura y composición de Gobierno nacional. Entre otros, se incorporaron:
· Alberto Ullastres: ministro de Comercio
· Mariano Navarro Rubio: ministro de Hacienda y
· Laureano López Rodo: secretario general Técnico de la Presidencia del Gobierno.
Todos los anteriores eran miembros del Opus Dei (creado en 1933).
Las razones de esta reforma podrían ser muy variadas y no voy a entrar ahora en las complicaciones políticas en que se vio envuelto nuestro país por las tres fuerzas que desde el final de la Guerra Civil habían constituido los distintos Gobiernos: los falangistas, los miembros de Acción Católica y las diferentes corrientes en el Ejército español.
A toda nuestra problemática habría que añadir la evolución económica, política y social de Europa:
- la consolidación de la Europa de Este por la U.R.S.S;
- el Muro de Berlín;
- el Plan Marshall para la recuperación económica de Europa del Oeste con el objetivo de lograr la reconstrucción de las zonas bombardeadas durante la Segunda Guerra Mundial;
- el inicio de la Guerra Fría entre E.E.U.U y la U.R.S.S. Esto modifico la política americana en relación con nuestro país, con el viaje del presidente Eisenhower a Madrid en 1,959. Entre otras cosas, se trató la concesión de fondos públicos para financiar la recuperación de nuestra economía, y la concesión de las Bases Americanas en varios puntos de nuestra geografía ante la amenaza de una nueva Guerra Mundial por la agresividad del Gobierno ruso del presidente Stalin;
- la ayuda prestada a nuestro país por varios países con productos alimenticios (productos cárnicos y cereales), como hizo la Argentina de Perón, etc.
En resumen, y en mi opinión, todos los países libres de la época, empezando por Francia, habían modificado la idea de que éramos un gobierno o un país creado por la Alemania nazi.
El aperturismo de una gran parte de nuestra sociedad, en mi opinión, se encuentra en la creación en 1945 de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas por el entonces ministro de Educación Nacional, Ibáñez Martin (alto cargo de Acción Católica). El profesorado que se incorporó a esta Facultad incluye mentes españolas con gran formación y alguno con actividades en Ginebra, la originaria Sociedad de Naciones, creada en 1920, y de la cual España formó parte. Esta nueva facultad quedó adscrita a la Universidad Central de Madrid, calle de San Bernardo, y a ella se incorporaron gran parte de jóvenes de todo el país, ya que no había ninguna otra en nuestra geografía.
Siguiendo las indicaciones de un gran catedrático del Instituto Pérez Galdós de Las Palmas, inicie en octubre del 1947 mis estudios universitarios. Durante esta etapa (1947-1953) los pasillos de las dos facultades en que participaba, y de las que me licencié (Ciencias Económicas y Derecho), eran centros de debates de toda la problemática política nacional: republica-monarquía; carlistas-borbones; comunistas-socialistas; liberales-proteccionistas, etc., y además, era refugio de todos los estudiantes cuando había algún conflicto del orden publico con la Guardia Civil o la Policía nacional en los alrededores de la Universidad (ya que estas fuerzas del orden no podían acceder al recinto universitario). Esto determino que, por la vía rápida, el Gobierno de entonces, acelerase la construcción de las dos Facultades (Derecho y Económicas) en la ciudad Universitaria, en donde están ubicadas actualmente.
La nueva etapa (o segunda globalización) empezó en 1959 con la Ley sobre el Plan de Estabilización, a la que me remito como texto histórico. Esta Ley definía la Nueva Política Económica, que, en términos sencillos, se podría definir como el paso del “autarquismo” a la economía liberal e internacional (liberalización e internacionalización). Todas las naciones existentes en aquellos momentos (ante la caída de todos los Imperios históricos), se habían incorporado a esta nueva política económica.
Hay mucha literatura sobre como en nuestro país se cambió de forma acelerada la política económica, dirigida y ejecutada por el entonces Ministerio de Comercio. A esta política liberal se incorporó la Presidencia del Gobierno, bajo el mando de Carrero Blanco, con el Cuerpo recién creado de Economistas del Estado, actualmente fusionado con el de Técnicos Comerciales del Estado. En aquel entonces, la sociedad española estaba inserta en un esquema oficial, según el cual nadie lo podía modificar sin las correspondientes autorizaciones.
Me limitare a relacionar las instituciones básicas:
- la Organización Sindical, con 24 Sindicatos Verticales, en donde se encajaban todas las empresas y autónomos;
- la Comisaria de Abastecimiento y Transporte, que, a través de la cartilla de racionamiento, supervisó todo el comercio relacionado con los alimentos, y
- el Ministerio de Comercio, que, a través de las licencias de importación y del Instituto Español de Moneda Extranjera (IEME), controlaba el mercado de divisa y de las diversas importaciones.
La Nueva Política Económica incorpora los instrumentos modernos vigentes:
* liberalización del comercio de mercancías a través de las declaraciones de importación, para los productos liberados;
* la licencia global para mercancías aceptadas por la OCDE en esa situación;
* la licencia de importación para los productos de gran protección y negociados bilateralmente con los países miembros de la Organización (OCDE).
* la licencia de importación para los productos en Comercio de Estado (principalmente cereales, carne y productos ganaderos), y que eran importadas por la Comisaría de Abastecimiento y Transporte (CAT).
La práctica administrativa del nuevo Ministerio de Comercio hizo que el régimen bilateral y global desapareciera por las ampliaciones anuales que exigían las normas y por la implantación del régimen de los “derechos reguladores” (aplicables a productos agrarios), pieza básica de la Política Agrícola Común (P.A.C.). Quedó finalmente el comercio de trigo en manos del Servio Nacional del Trigo para completar el abastecimiento nacional.
Todo esto aumentó las producciones y las exportaciones agrícolas, y mejoró el abastecimiento y el equipamiento industrial de la economía española, con efectos positivos en los precios. Además, hay que añadir la corriente de inversores y firmas comerciales americanas que se incorporaron a nuestra economía atraídos por los bajos salarios, y por la liberalización a las inversiones extranjeras.
Otro factor que coadyuvo fue las facilidades al capital extranjero. Este capital fortaleció todas las cooperativas agrícolas, permitió su modernización, la llegada de mano de obra para el sector de la construcción y la salida de emigrantes nacionales a trabajar a los países occidentales.
Otro sector que surgió gracias a los empresarios franceses fue el del turismo, nulo al principio de la década y que se elevó hasta más de 35 millones de turistas en el año 1975. Gracias a este impulso nos convertimos en potencia turística en poco tiempo.
Toda esta revolución se reflejó en las cifras básicas de nuestra economía. En la balanza de pagos, estas cifras positivas aumentaron los saldos de divisas en los presupuestos generales del Estado. Además, mejoró la imagen exterior, con la incorporación de España en todos los Organismos Internacionales (ONU, OCDE, BIRD, Banco Mundial, etc).
Quedan dos notas a destacar, como final de estas reflexiones:
1. El crecimiento en número y en preparación de una nueva clase media social con grandes influencias europeas en su mentalidad y en su profesionalidad y
2. Ha sido el periodo en que nuestra economía batió un récord mundial con un crecimiento medio del 7% anual del Producto Interior Bruto.
Finalizo con mi etapa en Washington, ya que tuve que negociar con el Banco Mundial y con la Administración Americana, a través del Ministerio de Agricultura, el Ministerio Comercio y el EXIMBANK (fuentes de financiación de nuestros sectores privados), el cambiar nuestra calificación mundial: dejar de ser un país subdesarrollado y pasar a la categoría de país desarrollado, misión que me encomendó el Consejo de ministros español.
En el ranking mundial ocupábamos el puesto # 11 en el 1975 de los más de 150 de la ONU, frente al lugar # 24 en 1930 entre los 45 países miembros de la Sociedad de Naciones. Creo que con ello justifico este trabajo.
Juan Arencibia Rocha
Técnico Comercial y Economista del Estado