ÚLTIMA HORA

FAMILIA 2017

El mes de diciembre, serpenteado de fiestas religiosas,  terminó el 31 con la Fiesta de la Sagrada Familia, santa familia de Nazaret, formada por  Jesús, José y María, en la que se miran tantos hogares cristianos y que sirven de modelo a otros muchos. La Familia es una institución de ayer, de hoy y de siempre, aunque su estilo de vida varíe con los tiempos; pero siempre igual  en lo esencial: personas unidas por lazos de sangre  y que el amor ha hecho fecundas.  

Hoy no hay nada tan denostado en ciertos  medios de comunicación, como la familia; ni nada tan estimado por la gente, como la misma. En su afán de destruir la institución familiar, sus enemigos equiparan a ella, otras formas de convivencia que ni por asomo se parecen.

Cuando se pregunta, en las encuestas, cuál es la institución más valorada,  la familia se lleva la palma. Y es que todos venimos de una familia, y el cariño a los nuestros es indecible. Aspiramos a reproducirla, a no perderla nunca, a perpetuarla en un nuevo hogar. Familia es hogar, es acogida, es nido, es amor compartido, es cariño que se da y se recibe sin pedirlo; es solidaridad, entrega generosa, seguridad; es prolongación del ser de los padres en los hijos; es fraternidad. La propia familia es lo mejor que tenemos y por lo que el hombre y la mujer lo darían todo y se dan a sí mismos. La familia empieza en el matrimonio: la unión estable y amorosa de un hombre y una mujer que se abren al amor y a la vida. Crear una familia es vocación universal; si bien, algunos la subliman ( maternidad y paternidad espiritual) y otros, por distintos motivos, no llegan a realizarla o sufren el fracaso. La Familia es ley de vida. Todos sentimos  la necesidad de ser acogidos y queridos por nosotros mismos, independientemente de nuestras cualidades o de nuestra valía personal. Esto sólo ocurre en la familia. Como a los tesoros más preciados, hemos de cuidar  la familia, expuesta a peligros constantes en el ambiente que se respira y en  la imposición  forzada  de ideologías erróneas y corruptoras, como la de género (LGTBI),  que se transmiten en  medios de comunicación y que quieren imponer desde la escuela. Todo lo bueno hay que cuidarlo, como a las plantas delicadas. Merece la pena luchar por mantener unida la propia familia, un bien personal y social insustituible. La familia, aunque no exista la perfecta,  es siempre una llamada al verdadero amor, que se traduce en felicidad y seguridad personal.  Como dice el Cardenal-Arzobispo de Valladolid, D. Ricardo Blázquez, “ fuera [de la familia] hace mucho frío”.

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