ÚLTIMA HORA

FRANCO, ESE DIFUNTO

El viejo general debe estar, en el cielo o el infierno –según gustos- descongojado de risa, cual perro pulgoso.

Francisco Franco como el Cid, cabalga de nuevo gracias a sus enemigos.

Efectivamente, no deja de ser cómico que después de una Ley ad hoc, de memoria histórica para desalojarlo de su domicilio actual y que el personal se olvide de su fama y supuesta gloria, lo hayan situado en el candelero.

Lo más asombroso, si no he entendido mal, el bufo guión, nadie está en desacuerdo con que se le desaloje de Cuelgamuros.

El problema comienza al no prever la mencionada Ley, dónde se traslada al veterano difunto.

Tampoco precisa la exigua ley, a dónde se transportan los símbolos franquistas.

Ahí está el problema.

Asombrosamente el ladino militar y no político. “Usted haga como yo; no se meta en política”, coincide con el presidente Sánchez en su deseo de mandarse a mudar al Pardo.

A lo mejor, mire por dónde, no es la única coincidencia.

Expliquémoslo, nadie en su sano juicio puede decir que el gallego fuera tonto, después de darle leña a los generales soviéticos que más tarde, en el gran fregado le aplicarían torniquete al ejército nazi.

Yendo a la coincidencia con el presidente Sánchez, Franco, que entre otras cosas, también era un patriota, vería con más tranquilidad para la seguridad de España, que el Gobierno esté en manos de un político que ha engañado a la mitad de su partido, a la oposición y a la extrema izquierda (también lo hará con los independentistas).

El viejo general, que conocía a la gente, sabe del sentido patrimonialista de la izquierda, y su defensa del Estado (sobre todo cuando gobierna).

¿Se imaginan ustedes con la que está cayendo, un gobierno administrado por el enternecedor Partido Popular y con el PSOE en la oposición?

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