Grete Andersen nació en Oslo, Noruega, el 1 de octubre de 1953.
Siendo muy joven, empezó a entrenar y practicar atletismo. Y, a la temprana edad de 18 años, participó en los 1.500 metros de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, quedándose a poco más de un segundo de disputar la final.
Tras su primera experiencia olímpica, en 1974, la joven atleta noruega repitió distancia en el Campeonato de Europa, consiguiendo la medalla de bronce y su primer éxito internacional.
En 1975, Grete Andersen se casó con Jack Henry Nilsen. Y ambos pasaron a apellidarse Waitz desde esa fecha.
En 1978, después de conseguir varias plusmarcas en distancias de mediofondo, Grete Waitz se centró en las especialidades de campo a través y maratón, iniciando una década plagada de éxitos. A fecha de hoy, sus logros en esas especialidades no han sido superados por ninguna atleta.
Waitz fue Campeona del Mundo de campo a través en los años 1978, 1979, 1980, 1981 y 1983, consiguiendo un número de victorias que aún no ha sido superado.
Al mismo tiempo que conseguía vencer en cinco mundiales de campo a través, Waitz también ganó el maratón de Nueva York en los años 1978, 1979, 1980, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986 y 1988. Un total de nueve victorias. Otro logro no superado hasta la fecha. Durante sus triunfos neoyorquinos, la atleta noruega además coleccionaba plusmarcas mundiales de maratón.
Otra carrera donde destacó Grete Waitz en esos años fue el Maratón de Londres, prueba en la que venció en 1983 y 1986. En la edición de 1983, batió su cuarta y última plusmarca mundial de maratón, con un registro de 2 horas, 25 minutos y 29 segundos.
Sin embargo, la alegría por esa plusmarca le duró poco. Al día siguiente, 18 de abril de 1983, la norteamericana Joan Benoit estableció una nueva plusmarca de la distancia en Boston, con un registro de 2 horas, 22 minutos y 43 segundos. Benoit se convertiría un año después en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en la primera campeona olímpica de maratón de la historia al superar a la propia Grete Waitz y a la atleta portuguesa Rosa Mota.
A todas esas gestas, resta añadir otro gran éxito deportivo de Grete Waitz en su década de oro: su triunfo en la prueba de maratón del Campeonato del Mundo de 1983, celebrado en Helsinki. Fue la primera Campeona del Mundo de la especialidad.
Grete Waitz se retiró en 1991 de la competición, aunque mantuvo un nexo con el deporte fomentando su práctica.
En junio de 2005, hizo público que padecía cáncer. Y, tras varios años de lucha contra la enfermedad, falleció el 19 de abril de 2011 a la edad de 57 años. Noruega y el mundo del deporte se conmocionaron, a pesar de que su enfermedad y el agravamiento de su estado era conocido. La noticia resultó impactante.
Tras su fallecimiento, el gobierno noruego anunció su deseo de que Grete Waitz fuese enterrada con honores propios de un funeral de Estado. Al final, la ceremonia fue privada, por el deseo expreso de la familia de la atleta.
Grete Waitz ha sido la corredora más importante de la historia en las especialidades de campo a través y maratón, tanto por sus logros como por la repercusión que tuvieron los mismos en la evolución del atletismo femenino y el deporte en general.
Antes de ella, muy pocas mujeres corrían la prueba de maratón y las instituciones deportivas no la incluían en las competiciones femeninas. Las gestas de Grete Waitz en el maratón de Nueva York fueron determinantes para que se produjese un cambio de criterio en las citadas instituciones y para que se incluyese el maratón en las competiciones femeninas. También los triunfos de Waitz y de otros grandes corredores en Nueva York resultaron determinantes para que miles de personas se animasen a correr maratones, generando un deporte menos elitista y más para todos, democratizando el deporte. Hubo un antes y un después del auge del maratón de Nueva York. Y, principalmente, hubo un antes y un después de Grete Waitz.
En el exterior del mítico Estadio Bislett de Oslo, se encuentra una estatua en honor de la campeona noruega. Es una estatua que busca perpetuar su memoria. Por Noruega, es habitual tropezarse con otros recuerdos de Waitz como sellos o líneas aéreas que portan su nombre e imagen, porque los noruegos no la olvidan y la han convertido en un icono. Un fenómeno similar ocurre entre los aficionados al maratón. No olvidan a la atleta y los recuerdos y homenajes se suceden. Parece evidente que la memoria de Grete Waitz ha permanecido. Y todavía parece más evidente que perdurará entre las próximas generaciones.