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HISTORIA VIVA DE TEROR. LA TIENDA DE PEPE FALCÓN

El pueblo de Teror, está convencido que con el cierre de la tienda de “ Pepito Falcón” se pasa una etapa en la historia y cultura de nuestro pueblo, una seña de identidad de un pueblo acogedor que con esta tienda refleja los mejores valores del comercio de proximidad.

El pasado 31 de marzo de 2024 ha echado el cierre la tienda emblemática de “Pepito Falcón”, como la conocemos todos. Sus regentes, tras más de cinco décadas, se toman una merecida jubilación, sin que haya en este momento un relevo al frente de dicha tienda. Cuentan 53 años de trabajo y esfuerzo para sacar adelante un negocio familiar.

Una historia de un patrimonio etnográfico, la tienda de “Pepito Falcón” que abría sus puertas en 1930 y luego en 1971 la familia de José Falcón y Juana Santana, el natural de Teror y ella natural de Valleseco la trabajaron ininterrumpidamente.

Con el cierre de la tienda de aceite y vinagre en la plaza de nuestra villa, se cierra una etapa en la vida de los terorenses, que en la tienda compartían más que el queso, el pan y el chorizo, u otros productos que ya eran clásicos en este tipo de tiendas de ultramarinos.

Esta tienda, compartía una fórmula mágica de atender a las personas mirándoles a la cara, escuchando al tiempo que se despachaba, historias de inquietudes de sus vecinos y de lo que pasaba en el pueblo, avatares políticos y acontecimientos de la Villa, todo con el máximo sigilo y respeto de los tenderos, que sabían siempre mantener las distancias. Gente noble que siempre estaba dispuesta a saludar al que pasaba en frente de su tienda, con un buenos días, o un “¿cómo va todo?”. Atrás queda una forma de entender la vida desde la cercanía, de un comercio local con más de 53 años, de los que Pepe Falcón y su mujer Juani Santana eran sus máximos exponentes, pero que eran ayudados por su yerno y su hija en ocasiones, un trabajo que les ayudaba a mantener la familia y eran un fiel reflejo de la unión de dos pueblos en las personas de esta famosa pareja: Valleseco y Teror.

La tienda de Pepito Falcón, era parada obligada para el bocadillo de Teror y el botellín en los previos a la festividad del Pino, y visita obligada de todo aquel que llegara a Teror y quisiera llevarse el sabor genuino de un pueblo de los de antaño. Entrar en la tienda, era como entrar en un museo, era como retroceder en el tiempo donde la amabilidad y el buen trato era la sintonía general, donde en el propio mostrador se cortaba unas tajadas de queso y unos cuantos trozos de pan bizcochado que se aderezaban con un botellín de cerveza y una conversación sana, mientras nuestros homenajeados seguían despachando y escuchando al que allí saboreaba tal exquisitez, puesto que el valor añadido del manjar era el contexto.

La tienda ha sobrevivido a las grandes superficies y su fórmula mágica está en el trato personalizado y en el consejo a los compradores sobre los productos y su procedencia, dando a degustar incluso el pedacito de queso antes de atreverse a comprarlo, con la consiguiente confianza en lo que venden es de alta calidad.

El casco de la Villa se queda huérfano de una época y un negocio que sobrevivió, pese a todo, quedándonos huérfanos de un lugar donde parecía que se había detenido el tiempo.

Es hora ya de que sus propietarios descansen del trabajo realizado durante tantos años de atención al público. Pero evidencian la falta del relevo natural de estas tienditas, que han luchado por sobrevivir frente a la vorágine de las prisas y la individualidad de las grandes superficies. Añoranza de una época que ya no se repetirá, con un comercio de cercanía que marca en la memoria colectiva la comunidad como una forma de relacionarnos y ser parte de un proyecto común.

Es importante destacar en las Festividades de Nuestra Señora La Virgen del Pino 2024 y dentro de los actos en Honor y distinción a la Tienda de Pepito Falcón, y en especial a D. Pepe Falcón y Juana Santana, con el distintivo de oro por su gran labor, por representar fielmente los valores del comercio de cercanía y el comercio local, por el cariño de la gente de Teror y por las muestra de admiración del público en general, formando parte de personajes importantes en la Villa.

Además, debemos preservar y otorgar como así se ha hecho a otros edificios de la Villa Mariana la placa o distintivo emblemático a la tienda, dejando claro que forma parte del patrimonio etnográfico de los terorenses, por ser una seña de identidad del municipio y por la gran labor de preservación de una tienda singular de 1930, que sin duda podría ser una muestra de Proyecto de Desarrollo comunitario, un museo vivo que no debe perderse para transformarse en un fórmula moderna de otro establecimiento, como así hemos perdido parte de nuestro patrimonio municipal en otras edificaciones.

Teror a 2 de Abril de 2024

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