ÚLTIMA HORA

LA DICTADURA DE LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS CANARIAS

Los mismos que han esgrimido continuamente respeto, libertad, igualdad, diálogo y participación son los principales dictadores sociales. Y aunque ninguna dictadura es deseable, la diferencia es que en la dictadura que en su día hubo en España, se procuraba el bien común, impidiendo que se transgredieran las leyes; la de ahora, es la dictadura del mal; la que impone su manipulación, tergiversación, desvío, perversión y transgresión.

 

 

Según actúo en ocasiones cuando me hierve la sangre ante estos pequeños satanases –como yo les llamo- que tratan de malear a nuestra juventud, inserté unos simples carteles en 2 de los paneles públicos de la ciudad. No había transcurrido 1 hora cuando ya habían sido arrancados unos, y tapados, otros, en torno a las 7h. de la mañana. Me llamó la atención observar que había un coche del “servicio oficial” que se encarga de reponer la cartelería, para que cuando los jóvenes lleguen al instituto, vean exactamente lo que ellos quieren que vean. Pues bien, el empleado de turno colgó unos pocos carteles nuevos anunciando la feria de Fisaldo patrocinada por el Cabildo de Gran Canaria. Eso sí, de los míos no dejó ni uno, pues parecen tener instrucciones de no permitir que nadie se exprese oponiéndose a lo que ellos, nuestras instituciones públicas, deciden imponer. Esto mismo lo he denunciado públicamente en ocasiones anteriores.

 

 

 

 

Los carteles que inserté, prácticamente coincidían con el titular y contenido de mi último artículo: “La Feria del Libro utilizada para imponer el feminismo y la ideología de género. El feminismo es tan perjudicial como el machismo”. Y ya que lo tenía guardado en el procesador de texto, aprovecharé para subirlo a internet –incluyendo la imagen, colores y simbología que ellos utilizan para implementar obligatoriamente estos conceptos-. Pero también aquí aplican su dictadura, pues, según he observado, “desaparecen archivos jpg o gráficos” publicados, cuando éstos se oponen o confrontan a sus pretensiones, especialmente en lo relativo al colectivo LGTB.

 

 

Al margen de ello, decir que el feminismo es bueno y el machismo es malo, es tan ridículo como decir que las mujeres son buenas y los hombres malos, pues hay de todo en todas partes. En esta época todo está al revés; hay que decir, definir o explicar lo evidente, lo obvio. Parece como si a nuestros gobernantes del Ayuntamiento de Las Palmas, Cabildo de Gran Canaria y Gobierno de Canarias, se les hubiera roto la brújula inherente a todo ser humano; ésa que indica dónde está el norte. Parece que se les averió el discernimiento para distinguir el bien del mal, y que han decidido emplear su libre albedrío para tender siempre hacia lo indebido, y fomentarlo. Unos son culpables por acción, y otros, por omisión.

 

 

Estos pequeños satanases, son conscientes de la manejabilidad de una parte de la población. En el colmo de la aberración, buena parte de la labor de las ahora mal denominadas “Consejerías y Concejalías de Igualdad” tiene como víctimas predilectas a los niños y adolescentes, a los que tratan de confundir con respecto a su sexualidad –incluso antes de que se despierte en ellos el instinto sexual, robándoles así la inocencia-; y por ello, gustan de difundir, sin pudor, su bazofia en centros de enseñanza y bibliotecas, realizando, si pueden, talleres o actividades con las que inculcar socarronamente su “adoctrinamiento de género” entre nuestros infantes.

 

 

Y por supuesto, sus tentáculos se expanden hacia los jóvenes en general, pues es normal que éstos, una vez confundidos y maleados, hayan desterrado cualquier tipo de valor moral, religioso o espiritual. Con este fin, los llevan y los traen por donde quieren, ofertándoles continuamente fiestas de todo tipo, para tenerlos entretenidos y que las masas naden en alcohol, desvío y perversión. Ahora vuelve el Ayuntamiento a la carga publicitando la “participación social”; para así excusarse luego en que las medidas las implementan porque la sociedad lo solicita. También vuelven a la carga con las fiestas fundacionales; y cuando no son éstas, son las del carnaval, o las del verano, o las de navidad en verano, o conciertos de grupos rockeros irreverentes de todo tipo.

 

 

Esto sí es una diabólica dictadura, cuando no permiten que nadie se exprese –ni siquiera en sitios habilitados para ello- contra lo que ellos desean. No es normal que insistan tanto en el adoctrinamiento de género; es de suponer que esta machaconería que a todas luces es un desvío (tal como constata la OMS) es porque hay intereses ocultos detrás –que habitualmente son económicos-; pues cuando se trata de este tema, se desvían y pierden los papeles aún más que el propio desvío que fomentan; y esto lo publicitan –como han hecho con los carteles de la Feria del Libro- por todas partes, incluso en el mobiliario urbano de la ciudad, contraviniendo e infringiendo así las ordenanzas municipales. Esta sí que es gentuza de la mala.

 

 

Cada vez parece más cierta aquella declaración de Javier Maroto del PP en junio de 2016, manifestando que desde Irán, país que cuelga a los homosexuales de las grúas, se estaba financiando lo relativo a PODEMOS y a laideología de género en España; pues, por una parte, a ellos les sobra el dinero que les proviene del petróleo; y por otra, para los políticos locales, el dinero es su dios; y esta ha sido su estrategia para lograr corromper y destruir la sociedad occidental desde dentro: amariconándola, adocenándola. Por supuesto, los resguardos o cauces de dichas previsibles transferencias dudo que los veamos nunca.

 

 

Y vaya uno por donde vaya, parece que la oscuridad más absoluta nos envuelve. Y aunque como decía al principio, nadie quiere una dictadura, ni es deseable, sí me llama mucho la atención lo siguiente: personas de mi misma edad, que prácticamente no vivimos de dictadura de Franco, pues cuando el caudillo falleció, tendríamos menos de 5 años, resulta que lo odian a muerte. Y entiendo que en una guerra –y más si es una guerra civil- el bando opositor pueda odiar al cabecilla del bando vencedor, pues Franco representaba a uno de los bandos en España, pero lo que no entiendo, es cuando lo dicen personas que ni siquiera vivieron dicha época. Lo poco que recuerdo de aquellos años es que había gente a favor y en contra, pero todo, en líneas generales, parecía tener un orden, no como el indeseable caos hacia el que ahora nos pretenden abocar.

 

 

Finalizaré el presente escrito, recomendando a estos jefecillos supremos del demonio, vuelvan a enviar a su secuaz para quitar nuevamente los carteles que reinserté, pues hoy les ha fallado esta mafiosa actividad dictatorial.

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