Natalia Santana
Diputada en el Parlamento de Canarias de Nueva Canarias-Bloque Canarista por la isla de Fuerteventura
El día que la consejera de Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias del Gobierno canario, Candelaria Delgado, se sentó por primera vez en el despacho del presidente, Fernando Clavijo, recibió dos consignas claras: "maquilla los datos de la dependencia y hazlo con menos presupuesto". Desde ese momento, su papel no ha sido garantizar los derechos de la ciudadanía canaria más vulnerables, sino encubrir el colapso de los servicios sociales. Clavijo y su vicepresidente, Manuel Domínguez, son los clásicos políticos de derechas que viven de las apariencias, del foco y la cámara, priorizando a los de arriba, condenando a la mayoría social, precarizando lo social y lo público para colonizarlos con "amigos" y mercado privado.
A Candelaria Delgado le pasa lo mismo que a Canarias con la crisis humanitaria: ambas son víctimas de dirigentes que no están a la altura de los acontecimientos. Si bien es cierto que tras asumir el cargo le estalló en las manos la bomba migratoria, eso no la exime de una responsabilidad que es más general. La emergencia de los menores migrantes es muy grave, pero no puede ser utilizada como excusa para descuidar a los dependientes canarios que desde hace décadas mueren esperando la ayuda que nunca llega. Si la emergencia de los menores es urgente, también lo es la de los dependientes, sus familias, el área que los atiende, que han sido olvidados y ahora también despreciados en este mar de excusas y mala gestión.
Desde que asumió su cargo, Delgado ha sido la encargada de maquillar el malestar social. Los datos sobre la dependencia pretenden "retocar" para ofrecer una imagen irreal, mientras el colapso del sistema sigue empeorando. Mientras los informes oficiales muestran un progreso ilusorio, las familias de personas dependientes enfrentan la realidad de listas de espera interminables y falta de atención adecuada. Esta política de maquillajes y recortes deja a los ciudadanos más vulnerables en una situación insostenible.
Si Delgado se dedica a maquillar los datos, Clavijo y Domínguez son los estilistas que se aseguran de que ellos luzcan inocentes ante las cámaras. Pero maquillar no soluciona problemas, solo los oculta. La derecha siempre sigue el mismo guion en su batalla cultural: precarizar lo público, llevarlo al colapso y luego ofrecer la privatización como la solución mágica. Lo hemos visto en la sanidad, en la educación y ahora lo vemos en los servicios sociales.
Las consecuencias de estas políticas están a la vista: el sistema está al borde del colapso. Las personas mayores, dependientes y los colectivos más desfavorecidos sufren mientras el gobierno sigue preocupado por mantener las apariencias. Mientras Delgado maquilla las estadísticas, miles de canarios mueren sin recibir la atención que necesitan. No hay excusa que pueda justificar este nivel de abandono.
No pedimos el cese o la reprobación de Candelaria Delgado, porque nosotros sí queremos estar a la altura de lo que está pasando, pero no nos vamos a callar ni a dejar de exigir un cambio radical en la gestión de los servicios sociales. La situación es insostenible. Si la emergencia de los menores migrantes es crítica y merece toda nuestra atención, la de los dependientes canarios también lo es, y no puede seguir siendo ignorada. Los servicios sociales necesitan una gestión transparente, eficiente y, sobre todo, humana.
La ciudadanía no puede seguir esperando. Canarias merece un sistema de bienestar que funcione, no uno que se maquille para las cámaras mientras sigue desmoronándose.
Natalia Santana, diputada en el Parlamento de Canarias de Nueva Canarias-Bloque Canarista por la isla de Fuerteventura