Las dos no se diferencian mucho en lo que dicen, por lo que algunos podrian pensar que, hasta teniendo algún parecido físico, son madre e hija. La tadullita comenzó el debate con otro maravilloso „Buenas noches a todos y todas“. A continuación estuvo diciendo muchas cosas rápidamente sin sentido, sobre todo en sus primeros cinco minutos, ante la estupefacción de los demás, sin que nadie entendiera su verborrea, lo cual la situa con grandes méritos en la „pole“ ministerial para un gobierno Frankenstein II.
Algo parecido sucedió con Aitor Esteban del PNV, que hablando como si acabara de descubrir el teorema de Pitágoras con sus „tecnicismos“, mezclados con no sé que de „pactos de Toledos“ y „transferencias“ que les debe el „Estado“, afirmó con solemnidad que el PNV está por el diálogo para un autogobierno, eso sí, faltaria „plus“, con un „árbitro neutral“ (!?). Hay que tener un especial grado de desfachatez para exigir un diálogo cuando los „diálogos“ y la palabra del PNV no parecen ser muy firmes y fiables, habiéndo incumplido repetidamente acuerdos con otros partidos, A Esteban sólo le faltó decir que ese „árbitro neutral“ deberia ser Puigdemont, Otegi o Rufián.
Sí, ese Rufián, que haciendo honor al significado de su apellido, actuó en ese debate como, una vez más, un perdonavidas, pretendiendo dar lecciones de democracia, mientras defendia a presuntos aspirantes a golpistas.
Y, tras espetarles Cayetana Álvarez de Toledo a Esteban, Rufíán, Montero „hija“ y sobre todo a Montero „madre“, sobre, entre otras cosas, cuántas „naciones“ tiene España, y, sobre todo, tras preguntar repetidamente a Maria Jesús Montero si el PSOE de Sánchez y su posible gobierno Frankenstein II indultaria a los presos separatistas catalanes, fue patética la cara con un significativo silencio sepulcral, mirando para otro lado con los ojos en blanco, que pusieron, sobre todo doña Maria Jesús
