ÚLTIMA HORA

¿MASCARILLA OBLIGATORIA EN ESPACIOS ABIERTOS y CONFINARNOS OTRA VEZ? LOS POLÍTICOS ESTÁN ¡¡¡LOCOS!!!

Permítaseme numerar lo que sigue para mayor claridad.

 

  1. Hace dos meses que no muere nadie en Canarias a causa del coronavirus, ni en residencias de ancianos ni en ningún otro sitio. Ni niños, ni adolescentes, ni adultos, ni viejos. 
  1. Entre 1 de junio y el 31 de julio han muerto en Canarias, como los años anteriores (ver estadísticas del ISTAC correspondientes a 2018) unas 1.400 personas pero todas por causas ajenas a esta infección. 
  1. Aquel lejano domingo en que se permitió a los padres sacar a sus hijos durante dos horas después de 45 días de ruinosa e inútil encerrona, a no pocos ciudadanos esa mini-apertura les pareció prematura y hasta una locura. La realidad es que la situación no sólo no se agravó a partir de entonces sino que la mortalidad derivada del COVID-19 siguió bajando.
  2. Lo mismo ocurrió cuando se abrieron, primero, las terrazas de los bares; luego su espacio interior; y finalmente las playas y discotecas. Los hipocondríacos, que tienen derecho a serlo, pusieron siempre el grito en el cielo. Pero la terca realidad es que, tanto en el conjunto de España como en Canarias, la mortalidad siguió, durante todo ese proceso, acercándose a “cero”… 
  1. … y no sólo la mortalidad sino el número de ingresados en UVI y el número de hospitalizados en planta. 
  1. La prueba de que la situación ha mejorado bestialmente es que:

            a) Hace tres meses contábamos las muertes y ahora casi no las hay.

          b) Hace dos meses contábamos los ingresados en UVI y ahora la cifra es casi insignificante: uno de cada 200.000 canarios o residentes.

            c) Hace un mes contábamos los hospitalizados y ahora son poquísimos: uno de cada 60.000 canarios o residentes.

  

  1. En consecuencia, como ya no hay muertos a causa del virus, ni casi ingresados en UVI u hospitales, los políticos están asustando a la gente contando “el número de “contagios” que se van detectando. Un número que, por cierto, es mucho mayor del que se publica porque a casi nadie se le han hecho los tests. 
  1. El número real de contagiados (hayan superado o no el proceso) es mucho mayor… pero no importa. ES NORMAL  QUE  HAYA  CONTAGIOS  Y,  EN  ESENCIA,  NO  PASA NADA. 
  1. Mi afirmación queda demostrada por el hecho de que al hacerse análisis a los deportistas ante el inicio de la temporada, en prácticamente todos los equipos se han detectado contagios. Estos deportistas han estado relacionándose con sus amigos y familia, incluidos sus abuelos y abuelas… que no por ello han sufrido ningún percance de salud, más allá de los derivados de sus otros achaques o enfermedades. 
  1. Ahora, el “escándalo”, vaya por Dios, viene por el hecho de que muchos jóvenes se reúnen los fines de semana a “hacer botellón”. Actividad que se ha estigmatizado hasta el punto de que se ha prohibido y será fuertemente multada. No tiene nada de particular que quienes no tienen dinero para gastarse en pubs o discotecas busquen espacios abiertos, lo que es muy sano, donde hacer vida social. Ni tiene nada de particular que le den abrazos a sus amigos o besos a sus novias, o que canten o bailen, u oigan música, si escogen lugares donde no molesten a nadie. 
  1. La realidad, nuevamente, (la realidad, repito, es decir, los números, no los miedos patológicos) nos dice que muchos grupos de jóvenes a lo largo y ancho de Canarias, recuperaron su hábito del botellón hace más de un mes. Y aquí no ha pasado nada. ¿Por qué lo prohíben? 
  1. Se argumenta que las reuniones numerosas de jóvenes o adultos son un peligro para los ancianos con quienes estos se relacionen. Pues bien, veamos algunas cifras: 

         a) En Canarias hay (confrontar ISTAC de nuevo) más de 90.000 personas que tienen 80 años o más.

         b) Aún concediendo, sin ser así, que los 162 fallecidos por el COVID-19 fueran todos de ese tramo de edad, eso implicaría que sólo “una” de cada 550 personas de 80 a 105 años ha muerto a consecuencia del virus. O, expresado en números absolutos, 89.838 no murieron del virus y 162 sí.

        c) Esa cifra es insignificante si tenemos en cuenta que a esas edades hay miles de personas con severas patologías de base. Personas a las que cualquier complicación, incluso leve, puede comprometer su vida, o directamente matarlas.

        d) Además, gran número de los 28.600 fallecidos en España por el COVID-19 (unos 20.000 decía ayer un periodista canario) estaban en residencias de ancianos. Y muchas otras personas estaban ingresadas en hospitales con patologías severas. Ciertamente el espectáculo cotidiano fue aterrador durante las primeras semanas, ya lejanas, de la crisis. Pero ¿qué pasó realmente?

        e) Muy sencillo. Por entonces, ni siquiera los profesionales de la Sanidad tenían equipos eficientes de protección. Ni los médicos, ni las enfermeras, ni las auxiliares, ni las limpiadoras ni nadie. Las consecuencias no sólo las pagaron con la vida ellos mismos (pocos, a Dios gracias, por su buen o aceptable estado de salud) sino las personas a las que atendían, sobre todo ancianos muy débiles ingresados en planta o residentes en centros geriátricos.

        f) Lógico. No todas, pero sí bastantes de las personas ingresadas en centros geriátricos tienen una salud, física o mental, muy quebrantada. Y están mantenidas con vida casi artificialmente (o muy por los pelos) gracias al enorme avance de la medicina y al uso -y hasta abuso- que se hace del arsenal terapéutico existente. Estas personas cayeron, dicho sea con todo respeto, como moscas, y probablemente tampoco habrían estado vivas al día de hoy aunque no hubiera llegado el virus. Pero el problema, y el impacto, es que el virus llegó de golpe, cogió a todos desprevenidos, y se las llevó a todas por delante.

        g) Cuando las cifras absolutas no se ponen en relación con el porcentaje de afectados, asustan infinitamente más de lo que razonablemente deben asustar. Voy a poner un ejemplo de mi misma familia. Una tía de mi mujer vive en una residencia de ancianos en la que hay unos 150 residentes. ¿Saben cuántas personas han muerto ahí por el coronavirus? NINGUNA. Ni, con más razón, morirá ninguna a partir de ahora, habiendo como hay medidas de protección y protocolos adecuados. Pero esto no lo dice nadie, ni en la prensa ni en las televisiones.

        h) La mayor parte de las personas mayores de 80 años que han dado positivo, no sólo no han requerido ingreso hospitalario ni siquiera para observación o seguimiento, sino que están cursando, o cursaron sin saberlo, de forma asintomática o con síntomas leves.

       i) Es de suponer que cualquiera de las personas (adultas, jóvenes, o mayores) que hacen vida social normal (playa, bares, discotecas, etc.) y luego visitan a parientes de edad avanzada o salud precaria, toman las medidas recomendadas (limpieza, mascarillas, etc.). El que no lo haga, será su responsabilidad, pero no por sus omisiones debe imponerse a los 2.300.000 habitantes de nuestro archipiélago ir con bozal por la calle ni limitar el uso y disfrute de los espacios abiertos y cerrados de nuestras islas.

       j) Hacerlo no es sólo un abuso de autoridad sino contribuir a perpetuar la histeria colectiva, la patología mental, de quienes se dejan llevar más por los telediarios y tertulias televisivas, y por los políticos, que por la realidad de los datos y de lo que están viendo a diario en nuestras calles. 

  1. Esa realidad se resume en tres palabras: AQUÍ NO PASA NADA. 
  1. En este marco de NORMALIDAD REAL, viene el Consejero de Sanidad a declarar hace dos días que llevamos camino de un nuevo confinamiento. Al margen de que este señor, de nombre Blas Trujillo, no aclara si estaría dispuesto a pagar de su bolsillo las calamitosas consecuencias sociales y económicas que tendría semejante locura, invito a los señores lectores a que, habiendo leído este artículo, consideren si este personaje está bien o no de la cabeza. O si, lejos de multar a quienes no se ponen la máscara en espacios abiertos o hacen botellón, no habría más bien que detenerlo a él como un peligro público para nuestra sociedad. O, cuando menos, cesarlo. Por lo pronto, mal favor le ha hecho con su estúpida amenaza a nuestra economía turística de la que vivimos todos y a la que tanto ha perjudicado el lentísimo desconfinamiento y la nula publicidad en los países emisores de turismo hacia Canarias. Pronto se lo recordaré, punto por punto. 
  1. Me parece muy bien que cualquier persona o periodista, defienda criterios distintos a los míos. Cada uno debe expresar su legítima opinión. PERO LO INTOLERABLE ES QUE SE IMPONGA EL PENSAMIENTO ÚNICO Y NO SE OIGAN VOCES ALTERNATIVAS. 
  1. Una sociedad se empobrece con la censura totalitaria a las personas discrepantes de la doctrina oficial que legítimamente coexisten en ella. Estoy seguro de que el director y quienes tienen influencia en la redacción de este periódico no están de acuerdo con todas las cosas que digo, o quizá hasta con ninguna. Pero aquí está usted, señor lector, señora lectora, leyendo este artículo. 
  1. No cabe esperar lo mismo de los diarios de papel de nuestras islas (La Provincia, Diario de Avisos, Canarias 7 o El Día) ni de TVE, A3, La Sexta, T-5, TVE-C o la Televisión Canaria. 
  1. En todo caso, harto ya de razonar con datos desde hace meses, y de aguantar la infausta ejecutoria de los políticos canarios de todos los partidos desde que llegó el virus, termino mandándole, BLAS, y con usted a todos los PARÁSITOS que con su incompetencia nos están llevando a la ruina, QUE SE VAYAN TODOS A TOMAR POR DONDE CARGAN LOS CAMIONES, y dejen de sodomizar a nuestra sociedad. 
  1. Autorizo expresamente a cualquier medio informativo o persona a transcribir total o parcialmente este artículo, así como a difundirlo por cualquier medio.

 

 

Emilio de Fez Marrero es: Licenciado en Filosofía y Letras. Exprofesor de Bachillerato, COU y Escuelas Oficiales de Idiomas.  Intérprete Oficial de Inglés titulado por la Secretaría de Estado para el Turismo.

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