Casimiro Curbelo
Presidente del Cabildo de La Gomera
Algunos territorios padecen discapacidades estructurales en relación con el contexto en el que desarrollan su vida. Como hemos postulado y defendido desde hace décadas, Canarias es un archipiélago lejano, en la ultraperiferia de la Europa de la que forma parte social y económica, sometido por tanto a sobrecostos permanentes que limitan seriamente sus posibilidades de desarrollo.
Una de las grandes batallas de las Islas, ya ganada, fue la creación de un mercado regional. Un mercado único que necesitaba un sistema de transporte fluido de viajeros y mercancías. Y a su vez, necesitaba conexiones marítimas y aéreas hacia el exterior porque esa conectividad es el pulmón a través del cual respira la economía. Si hubiera que señalar algún cambio entre el pasado y el presente de nuestras islas, sin duda el más trascendente es la gran revolución que hemos conseguido en el terreno de las comunicaciones.
En 1904 se empezaron a escribir las primeras páginas de una relación estrecha y fructífera. Fue cuando la familia Olsen se asentó en La Gomera, vinculada al mundo de la agricultura. En 1974, cuando en Canarias aún no se había empezado a plantear la necesidad de una revolución en materia de transporte marítimo y aéreo, la familia Olsen apostó por nuestra isla con Ferry Gomera, que trajo a nuestras aguas, desde Noruega, el primer Benchijigua. En aquella operación intervino hasta el recién nacido Régimen Económico y Fiscal, que sirvió de instrumento para sentar las bases de un proyecto novedoso en aquel momento, porque supuso la importación de un buque con un coste de más de 171 millones de pesetas, que necesitó de acuerdo especial del Consejo de Ministros para su entrada en funcionamiento.
Todos los grandes edificios comienzan con la primera piedra. Después de aquella iniciativa se fueron sucediendo los avances y los éxitos para La Gomera. La línea a través del Puerto de Los Cristianos, que hoy mueve más de 800 mil pasajeros al año, permitió unir a través de una autopista sobre el mar a La Gomera con Tenerife y puso fin a travesías que duraban entre nueve y doce horas, algo que hoy parece antidiluviano. Algunos aún recordamos, como una pesadilla, los trayectos en falúa hasta el Sur de Tenerife a causa de alguna urgencia médica porque en aquel entonces no existía ninguna otra forma de comunicación urgente.
En medio siglo hemos cambiado muchísimo la vida de los canarios. Y en la construcción de nuestro actual bienestar, Fred Olsen ha sido una empresa esencial. Una que empezó su relación con Canarias a través de La Gomera y luego la fue extendiendo al resto de todas las islas en cuyo sistema de comunicaciones juega un papel fundamental. Fue la primera compañía que operó en Canarias con fast ferries en 1999. La que incorporó el nuevo modelo de trimarán que opera en las islas desde 2005. Y la primera compañía que se comprometió de una manera decisiva con la sostenibilidad.
Fred Olsen ha sustituido el combustible pesado por gas oil marino, ha instalado nuevos sistemas de navegación con tecnología térmica capaz de detectar fauna marina en un espacio de 2 millas náuticas y ha creado, entre otras iniciativas, proyectos que incluyen más de 70 acciones enfocadas hacia la sostenibilidad y la protección del medio ambiente.
Hoy la empresa de Olsen es una de las más importantes de Canarias, con mil trabajadores, y sin duda uno de los pilares de nuestro transporte marítimo. Pero de alguna manera, en La Gomera sentimos que es más nuestra que de nadie. No solo porque empezó su andadura en Canarias en nuestra isla, sino porque hemos ido caminando juntos a través de cincuenta años de progreso y de prosperidad. Y como es de bien nacido ser agradecidos, hoy toca dar las gracias a quienes han sabido crecer como empresa y hacernos crecer como pueblo.