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PATRIA CANARIA Y PROPINA

Desde la época de Luis Mardones en la investidura de Felipe González en 1989, nunca había sido tan imprescindible el voto de un diputado canario para aprobar unos presupuestos generales del Estado. En aquella época Mardones era un lobo solitario que representaba a las Agrupaciones Independientes de Canarias, cuya formación fue una de las fundadoras de Coalición Canaria en 1993.

Mardones, exgobernador civil de Santa Cruz de Tenerife en la transición a la democracia, era un veterinario que recaló en la política, concretamente en ATI, el germen de las AIC, que eran fuerzas regionalistas reconvertidas luego al nacionalismo.

Pedro Quevedo, único diputado de Nueva Canarias en el Congreso, como a Mardones le dio por hacer una carrera sanitaria, en este caso medicina, aunque sus quehaceres políticos no le han permitido, como a su compañero Román Rodríguez, ejercer su profesión con fundamento, como diría Arguiñano, o como dios manda, que diría Rajoy.

El caso es que su comprometido y disputado voto, parecido al del señor Cayo, el de la película, hizo que Rajoy respirara tranquilo ayer porque ahora puede dedicar más tiempo a ver ciclismo por televisión y a leer el Marca. Quevedo le ha quitado un peso de encima al presidente del Gobierno, aunque no solo eso: también le ha quitado unos cuantos kilos para Canarias, que unos barajan en 200 y otros en 750, qué más da. Lo único claro es que NC ha sido más lista que CC en esta partida con el Gobierno del PP.

Algunos socialistas han afeado a Quevedo y a NC haberse vendido por un plato de lentejas, aunque los nacionalistas canarios creen que ha sido por varios contenedores. Los socialistas, con los que NC fue a las últimas elecciones, no tienen fuerza moral para reprochar nada a Quevedo pues mientras éste votó en contra de la investidura de Rajoy hace pocos meses, el PSOE se abstuvo, a pesar del no es no de Pedro Sánchez, uno de los pocos socialistas coherentes pues prefirió dimitir como diputado antes que dar la presidencia a Rajoy, ese hombre del que usted me habla y al que tachó de indecente.

La pregunta clave es: ¿qué debe anteponer un partido nacionalista de izquierda, el nacionalismo o la izquierda? NC lo tiene claro: ha optado por el nacionalismo. Para ser más exactos: por el patriotismo canario, en boca de su líder Román Rodríguez, que pasó por la peluquería antes de firmar el acuerdo con Rajoy en Madrid. NC ha optado por el patriotismo, pero no ha podido evitar que la palabra suene rancia y dé escalofríos.

Mardones, un hombre de derechas votando hace 28 años por el socialista Felipe González, y ahora Quevedo, un nacionalista de izquierda respaldando a un conservador centralista como Rajoy. Y luego se quejan de que la gente esté cada día más distante de los políticos. Vaya país.

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