ÚLTIMA HORA

PENTECOSTÉS 2023

Judíos y cristianos celebran la fiesta de Pentecostés; si bien, con distinto sentido. Los judíos conmemoran la entrega de la Ley ( los Diez Mandamientos) a Moisés en el monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto, hecho que dio lugar al nacimiento de la religión judía.

Pentecostés, para lo cristianos, es la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, que sucedió cincuenta días después de la Resurrección del Señor. Con la venida del Espíritu Santo, se realizó la Promesa de Jesús a los Apóstoles: mientras comía con ellos, ya resucitado, les ordenó: “Permaneced en Jerusalén hasta que seáis revestidos de la fortaleza de lo Alto (...) . Seréis bautizados en Espíritu Santo. Él os enseñará todo lo que Yo os he dicho y seréis mis testigos en Judea, Samaria y hasta los confines de la Tierra” (Hechos, 1: 4-8). Reunidos “con María la Madre de Jesús y algunas mujeres” en el Cenáculo, el Espíritu Santo se manifestó como “lenguas de fuego que se posaban sobre cada uno”, y se oyó un ruido estremecedor. A partir de ese momento, comprendieron las enseñanzas de Jesús y comenzaron a predicar con valentía, dando testimonio de la Resurrección de Cristo, perdido el miedo que les retenía “con las puertas cerradas por miedo a los judíos” (natural, pues habían matado al Maestro). Todos recibieron un martirio cruento, excepto Juan, que, como la Virgen, había sufrido el martirio de ver a Jesús morir en la Cruz.

El Espíritu Santo es Dios, la Tercera persona de la Santísima Trinidad. Su atributo esencial es el AMOR. En la Iglesia, es el Santificador. También, se le llama PARÁCLITO ( Consolador). Es el que nos inspira o ilumina, nos impulsa a realizar buenas obras, y nos da ánimo.

La Iglesia Católica celebra la Vigilia de Pentecostés; los cristianos de la Renovación Carismática, además, el QUINARIO. En la actualidad y con distintos nombres, se realizan Retiros Carismáticos, con innumerables conversiones y sanaciones físicas y espirituales por la acción del Santo Espíritu. Muy interesante esta oración al Espíritu Santo ( la recomiendo especialmente a los políticos, profesores y jueces  ): “Espíritu Santo...,  apura para mí el tiempo de una vida llena de tu Espíritu. (...); que ninguna fuerza humana me impida hacer honor a mi vocación cristiana; que ningún interés, por descuido mío, vaya contra la justicia; que ningún egoísmo reduzca en mí los espacios infinitos del amor. Todo sea grande en mí; también, el culto a la verdad y el cumplimiento de mi deber hasta la muerte. Que la efusión de tu Espíritu de amor venga sobre mí, sobre la Iglesia y sobre el mundo entero. Así sea” (San Juan XXIII).

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