Dice Internet: “Los libros humanos son voluntarios con historias que contar […] fomentando la diversidad y la inclusión a través de las confesiones más personales”.
Debo confesar que es un concepto o idea o tipo de acto que me ha sorprendido. Porque uno, cree tener cierta experiencia del vivir, y, de alguna manera prever horizontes por dónde pueden ir las cosas. Según los datos que dispongo, que este “invento social” se ha producido en Dinamarca –Dinamarca es una sociedad y país que aunque es pequeño, tiene características humanas sobresalientes, se indica, que consiguió que en la Segunda Guerra Mundial, no muriese ningún judío cuándo fue invadido por una potencia extranjera-.
Debo confesar que esta práctica, que no sé si está muy extendida por Europa o por Occidente, ni sé si seguirá extendiéndose por el planeta. Debo confesar que me ha sorprendido, porque a cierta edad, uno ya cree, que más o menos ya conoce casi todos los hechos, aunque no conoce todas las verdades de los hechos… Pero la realidad, siempre la realidad supera a la mente humana, a la imaginación humana. Debo indicar que es una práctica que se hace en bibliotecas públicas… -porque de hacer lo mismo en otro contexto ambiental, ya sería contar la experiencia personal, sea en un gabinete psicológico, sea tomando un café, sea en una amistad de un tipo o de otro…-.
En las bibliotecas se reúnen, ya en casi todas, existen lectores de un libro, se juntan un día a la semana o quincenal, y, van leyendo todos un libro, ofreciendo, parece ser, cada uno su interpretación. Así, pueden leer y pensar y meditar, varios libros al año. Así, van completándose opiniones e ideas y hechos. De alguna manera, es ese deseo de no estar solo. No leer un libro solo. De alguna manera, es una variedad, de cuándo en los monasterios, mientras se degustaba alimentos, un lector leía en voz alta un libro, casi siempre religioso.
Así, así poco a poco la cultura se iba extendiendo en la etapa medieval, algo semejante, como ahora, en el almuerzo miramos las noticias, para saber un poco de qué va la vida… Siempre he pensado, que quizás no sea bueno, degustar un bistec mientras te narran un terremoto o un volcán o un accidente de tráfico grave o una muerte por violencia del tipo que sea, los fallecidos en algunos de los conflictos activos existentes o guerras… Pero…
Si he entendido bien esto del libro-humano, no sé la infraestructura y los límites, una persona narra algo de su existencia o de su vida a otra persona, que lo escucha, en un ambiente de una biblioteca, como una actividad más de esta entidad cultural. Y, ambos interrelacionan datos y conceptos y experiencias y, supongo que piedad y misericordia y conmiseración y compasión. La compasión, una de las virtudes más esenciales, en casi todas las metafísicas religiosas del mundo. La compasión, si se termina en el mundo, el mundo se terminaría, según algunas inspiraciones religiosas del mundo…
Algunos dirán, que es semejante a una terapia, de las diversas clases que existen o imparten en el mundo, entre terapeutas, fisioterapeutas, psicoterapeutas, y, personas de oficios semejantes. O, la que hacen de forma asistemática los amigos entre sí, las familias o miembros de las familias entre sí, y, mil otras cosas y mil otras maneras…
En principio, no estoy en contra de esta práctica. Puede que otras personas, enseguida denominan a unas cosas y a otras, que son malas y son negativas o no necesarias… pero yo, siempre que sean legales, y, sean morales, en una moral probada durante siglos y que haya ido evolucionando. Me parece esta práctica adecuada, al menos en principio.
No sé, los resultados que pueda tener. No sé, si esto solo lo harán determinadas personas que pertenecen a determinados grupos. Quizás, personas que se sientan muy solas y en soledad. Y, que las redes sociales no les sean suficientes o no tengan grupos de amistades o…. O, no sé, si personas que buscan además de contar su vida o algo de ella algo más, o personas que quieren escuchar la vida de otros. No sé, si podrán llevar otros intereses. No soy profeta, ni visionario. Solo soy un modesto escritor y escribiente, que se ha impuesto como una pequeña o mediana obligación, contar y narrar cosas de la vida. Y, una, una es ésta.
Cierto que la vida social y humana tiene una enorme variedad. Que al final, aunque dicen que existen entre dos y cinco mil articulistas de opinión en este terruño que denominamos todavía España, pues aunque publiquen dos o tres artículos a la semana, siempre la vida tiene más riqueza que la que pensamos. Aunque tiene y dispone de más riqueza interpretativa de lo que dos o cinco mil cabezas que observan y miran y analizan y escriben textos que llamamos artículos de opinión…
Este artículo que trata este tema, es una razón del porqué y por qué de la necesidad del artículo periodístico. Cuándo se publique esta columna, estará en medio o en un lado, de docenas de noticias nacionales e internacionales de diversidad de temas. Esta columna será una pequeña cosa, una pequeña cereza en el pastel y tarta de la información de ese día. Pero este artículo quiere mostrar, que existe una realidad, existe algo, algo que es nuevo. Algo que no sabemos si seguirá extendiéndose por medio mundo. O, será como tantas invenciones e inventos que quedará olvidado.
Pero esta es la razón del articulismo de opinión, una segunda, dejar por escrito algo que ha sucedido, aunque solo sea en unos cientos de casos, solo sea durante unos meses y unos años. Quizás, así, alguien un día pueda analizar, un hecho o tipo de acto que se produjo durante un tiempo. Y, alguien pueda utilizar este tipo de acto, para analizar la realidad psicológica o social del hombre de hoy, de la mujer de hoy. En definitiva, es narrar algo que nos dice que el ser humano de hoy, siente mucha soledad, se siente muy solo y muy en soledad. Paz y bien.
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