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REFLEXIONES SOBRE EL LENGUAJE NO SEXISTA EN LA ADMINISTRACIÓN

Si nos fijamos en determinados escritos de la Administración, nos percatamos de las auténticas piruetas lingüísticas innecesarias para quedar bien con ese lenguaje no sexista, que alguien se sacó de la manga en su momento. Este afán por adaptarse a dicho lenguaje produce desdobles que atentan contra el principio de economía lingüística: por ejemplo, Cuerpo de Maestros y Maestras o Asociación de Madres y Padres de Alumnos. Esta última expresión ni siquiera se ajusta al 'engendro' gramatical que se pretende imponer o recomendar sin autoridad para ello, ya que faltan las “alumnas”. A veces nos encontramos “alumnado”. El “Portal del Empleado Público” de la noche a la mañana se convierte en “Portal del Personal”.Pronto veremos “Mesa General de Negociación de Empleadas y Empleados”.Se trata de auténticos malabarismos gramaticales que carecen de utilidad.

El lenguaje no sexista se hace cansino con sus desdobles y expresiones superfluos. Se trata de una 'minigramática' artificial y con tinte ideológico, cuando el lenguaje ha de ser algo neutro. En honor a esta gramática, vemos documentos cargados de arrobas y barras oblicuas. Ni las arrobas ni las barras son letras, de manera que “alumn@s” es una palabra ilegible, lo mismo que alumno/a. Esto es complicarse la vida sin necesidad, aparte de ser un recursos incorrectos para economizar.

La RAE, institución fundada a principios del XVIII, se ha pronunciado muchas veces al respecto haciendo hincapié en la economía lingüística. Es la Real Academia la que prescribe y recomienda en materia gramatical, de igual manera que es la DGT la que prescribe y recomienda en materia de tráfico.

Jesús Manuel Díaz Lorente. Licenciado en Filología Hispánica

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