ÚLTIMA HORA

VIRGEN MARINERA

 

 

 

Si en junio nuestro pensamiento va al Sagrado Corazón de Jesús, en julio vuela a la Virgen del Carmen, cuya fiesta se celebra en su segunda quincena, el día 16, precedida de un novenario. Yo creo que a esta Virgen (es la misma Virgen María) le tienen devociones incluso creyentes que parecen fríos porque no frecuentan la iglesia; pero que llevan en sus entrañas amorosas a su Virgencita del Carmen. Muchos padres pusieron este nombre a sus hijas en la pila del Bautismo, para que Ella las proteja siempre.   

La Virgen del Carmen es la Virgen marinera, y la pasean los marineros por las aguas del río (Pisuerga, por ejemplo, en Valladolid; Guadiana, en Badajoz; Guadalquivir, en Sevilla; el Tormes, en Alba de Tormes...) o del Mediterráneo, ante el clamor del pueblo junto a la costa o en los puentes, en espera, también, de una bendición de nuestra Madre celestial. Además, es la abogada de las almas del Purgatorio, a las que visita cada día para llevarles consuelo y esperanza, y para sacar de allí, el sábado después de su tránsito, que no muerte, a las que portaron con devoción su santo escapulario, como Ella misma reveló al cardenal Jaime Duesa (luego sería Juan XXII): A los que hayan muerto con el escapulario y estén en el Purgatorio, Yo trasladaré sus almas al Cielo “cuanto antes, especialmente el sábado siguiente a su muerte”. 

Son muchas las advocaciones marianas; pero ninguna tan popular como la del Carmelo, cuya imagen suele encontrarse en casi todas las iglesias y son muchos los que la llevamos al cuello.  Se la invoca con la jaculatoria “Virgen del Carmen, salvadme”. Una señora de mi pueblo, que a mí me llamaba la atención porque asistía a misa cada día pese a su visible dificultad motórica, me contó que, antes de dormir, daba un beso a su medalla-escapulario e invocaba así a la Virgen: “Por tu santo escapulario Virgen santa del Carmelo, libra a todos tus devotos de las penas del Infierno”.  Y es que la Madre de Dios prometió a San Simón Stock (1521), General de la Orden de los Carmelitas, llevar al Cielo a los que mueren con su escapulario. El escapulario es signo de consagración a la Virgen y se ha de llevar con devoción, impuesto por el sacerdote (si después se sustituye por la medalla, debe bendecirse). 

Emocionante escuchar la Salve que entonan los hombres de la mar con la Virgen en barca engalanada:

Salve Estrella de los mares /de los mares iris/ de eterna ventura/ salve o fénix de hermosura/ madre del divino amor/ de tu pueblo a los pesares/ tu clemencia de consuelo/ fervoroso llegue al cielo/ hasta ti, hasta ti/ nuestro clamor(...)

 

 

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