LA ALDEA DE SAN NICOLÁS
Los Museos Vivos de La Aldea emocionan a la Red Española de Reservas de la Biosfera con su ejemplo de participación y rescate etnográfico
Gran Canaria reveló ayer uno de sus rostros más profundamente humanos abriendo las puertas de los Museos Vivos del Proyecto de Desarrollo Comunitario de La Aldea de San Nicolás a las personas participantes en la XXI Reunión del Consejo de Gestores y Gestoras de la Red Española de Reservas de la Biosfera (RERB), celebrada esta semana en la isla.
La jornada estuvo repleta de emociones y descubrimientos, pues entre las paredes de cada museo se condensa la historia de la ganadería, del gofio, del tomate y de múltiples aspectos más de la sociedad aldeana e isleña. De este modo, el grupo comprendió la importancia de la labor de generaciones de mujeres y hombres para crear una identidad propia en simbiosis con un entorno natural privilegiado que hoy forma parte del corazón de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria.
“El Proyecto de Desarrollo Comunitario es un referente de participación e implicación de la población local, altruista, que involucra a personas de todas las edades y que ha logrado mantener desde su inicio una trayectoria extraordinaria de recuperación etnográfica y por eso queríamos mostrarlo”, señaló el gerente del Instituto Insular para la Gestión Integrada del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, José Armengol, sobre esta iniciativa que surgió en los albores de la década de los años ochenta.
“Se trata de un movimiento local en el seno de la Reserva de la Biosfera que nos enorgullece y nos inspira”, refrendó la gestora de esta figura de la Unesco en Gran Canaria, Pilar Pérez, que destacó también el valor del conocimiento que atesoran las personas de mayor edad y que comparten con alumnado y otros grupos de visitantes en el marco de los Museos Vivos con la misma filosofía que en sus comienzos: poner la cultura al alcance de todos sin poner precio. Aunque su valor resulta incalculable.
Los gestores y gestoras de la Red Española de la Reserva de la Biosfera pusieron rumbo a La Aldea este miércoles por la tarde tras finalizar la segunda y última sesión de trabajo en Agaete, que siguió a la celebrada el día anterior en Tejeda. Tras las curvas de la carretera y la visión a un lado del macizo y al otro del Atlántico les aguardaba la profundidad de un conocimiento centenario.
El grupo desfiló por los museos de La Gañanía, la Escuela, el Almacén de Tomates, la Tienda de Aceite y Vinagre, el Molino de Gofio, la Zapatería, la Barbería, la Medicina Rural o el Centro Alfarero, además de los de la Música, la Carpintería o La Herrería. El buen sabor de boca ya estaba garantizado, pero quedó acentuado con la degustación de productos locales con auténtico sabor a Reserva de la Biosfera de Gran Canaria.
La excursión amplió la visión panorámica de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria de las personas llegadas de otras islas o de la Península tras las visitas a Artenara, las reuniones en Agaete y Tejeda o la ruta para conocer parte de su amplia franja marítima.
Igualmente, el cónclave desarrollado en la isla ha servido para sellar importantes acuerdos, entre ellos el que servirá para elaborar un estudio para reforzar el papel de las Reservas de la Biosfera en la prevención de los grandes incendios forestales, además de en las actuaciones necesarias tras el fuego para mitigar las consecuencias en la población y el medio natural.
Asimismo, quedó ratificada la renovación del sistema de indicadores vigente desde 2014 para mejorar el seguimiento de su implantación y operatividad, así como del Plan de Investigación, entre otras iniciativas para que las Reservas de la Biosfera encaren un futuro medioambiental y social también repleto de curvas.